Rosa María de Alba, la isleña que pasó de un coro de iglesia a soprano y catedrática de Canto

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Hablar con Rosa María de Alba está unido indefectiblemente al canto y mientras recuerda sus inicios, la voz de una sus alumnas se cuela en la conversación para dar más autenticidad a una vida dedicada al canto desde su San Fernando natal. Con una consolidada carrera, sus comienzos se localizan en un coro de iglesia, en concreto, en el del Carmen y de ahí pasó al coro de la iglesia Mayor. La escucharon y le ofrecieron cantar el Ave María de Gounod con la pianista y compositora Elena Colombo y comenzó un camino que ya es su propia vida. Y como ocurre con los golpes de suerte, faltaba una soprano para una zarzuela y la llamaron a ella después de verla cantar en la iglesia. Era con motivo de la Semana Cultural Lasaliana que la Salle de San Fernando organizaba cada año con un alto nivel artístico. “Creo recordar que era en septiembre y como colofón a la programación, ponían en pie una zarzuela al más alto nivel, dadas sus posibilidades: con orquesta, vestuario y decorados que se alquilaban en Madrid y una puesta en escena muy, muy potente. Un año se quedaron sin soprano y me vinieron a buscar. "¡Yo tendría unos 16 o 17 años y no había cantado zarzuela en mi vida!”, recuerda entre risas.Le dieron una cinta de cassette y a cantar. Al principio, “empecé a cantar por imitación” pero “me di cuenta de que tenía que estudiar, que no tenía técnica ninguna y que cantaba más por valor que por otra cosa”. Así que cuando tocó estudiar en la universidad lo tuvo claro. “Yo iba para enfermera, pero les dije a mis padres que quería estudiar canto en Sevilla y, aunque en principio, me dijeron que estudiara también otra cosa, me apoyaron sin fisuras cuando les dije que eso era a lo que me quería dedicar”.Rosa María de Alba, soprano y catedrática de Canto. MANU GARCÍA Hizo los estudios de canto profesional y luego el grado superior de canto en el Conservatorio Superior Manuel Castillo de Sevilla donde hoy es catedrática de Canto. Completó su formación con un Máster en Patrimonio Musical del que habla con entusiasmo al explicar en qué consisten estos estudios. “Es muy interesante porque se ven nuestras raíces. Las raíces del canto lírico, de la música popular y de la música en general”.  Pero alguien con tanta pasión por su profesión, no pensaba quedarse en la formación reglada y se aventuró a aprender con grandes como Alfredo Kraus, una experiencia muy al estilo de las grandes estrellas, que no olvida. “Con él trabajé más de una vez, pero la primera, fue terrible. Yo llevaba un repertorio nada apropiado a mi voz y nada más abrir la boca, me oyó y me dijo: vale, muchas gracias, ¿puede vocalizar? Le dije, claro. Y cuando terminé de vocalizar, me dijo: estupenda voz; no sé con quién trabaja y tampoco me interesa. Búsquese otro maestro”. Un consejo que hoy Rosa agradece. “Llevaba toda la razón, estaba mal orientada y se lo agradeceré siempre. Luego me oyó con otro repertorio completamente diferente y me dijo: ahora sí”.Continuó su formación con grandes como Victoria de los Ángeles o Elena Obraztsova, porque “siempre hay que estar aprendiendo” y dio rienda suelta a su carrera como intérprete que la ha llevado a actuar con importantes orquestas nacionales e internacionales, así como en grabaciones para RTVE, RNE o Canal Sur. El gran oratorio, la música religiosa, es su género favorito, “es una delicia”, pero si hay una actuación que no se le olvidará nunca es su interpretación del Carmina Burana en los Reales Alcázares de Sevilla.Los profesores atentos a la interpretación de una de las alumnas.  MANU GARCÍA Para ello, el cuidado de su instrumento vocal es fundamental. “Hay que cuidar la voz con mucho sacrificio. Evitar los aires acondicionados, las bebidas frías, que no te estornuden en la cara y descansar. Cuando se tiene un concierto, hay que descansar la voz lo más posible y dejarla relajada hasta un par de horas antes cuando empiezas a moverla y activar”. En todo caso, “la faceta de cantante me parece bellísima pero muy dura. Hay mucha competencia y las exigencias de los teatros también evolucionan. Es bastante compleja”.Máxime si se cuenta con familia y la conciliación familiar es un puzle con piezas difíciles de encajar. “Yo siempre aprovechaba que, si tenía una actuación en fin de semana, me llevaba a mi familia y he intentado conciliar y compaginar algún día de asueto con trabajo. Pero para eso he contado con mi marido que me ha ayudado y apoyado siempre. En todo caso, creo que, en la carrera de la lírica, no es fácil ni para hombres ni para mujeres la conciliación familiar, pero nosotras, o al menos yo, lo vivimos desde la culpabilidad”.No ha sido ajena tampoco, aunque no le haya tocado vivirlo, a las situaciones de acoso en este mundo artístico. “Negarnos a que esas situaciones existen en el mundo de la ópera y de la lírica es absurdo. Yo no he sufrido nada como eso; al contrario, siempre me he sentido muy cuidada. Sí es cierto que he advertido cierto paternalismo no malintencionado, pero me he sentido bien tratada. No puedo hablar nada negativo aunque sé que hay gente que sí ha vivido eso”.Fomento del cantoSu tono cambia por completo cuando habla de su faceta como docente y de sus once alumnos (nueve chicas y dos chicos) que participan en el I Curso de Verano de Canto Isla de León que se viene celebrando estos días en el Conservatorio de Música Chelista Ruiz Casaux. “En San Fernando hay mucha afición al canto lírico y a la zarzuela y eso hay que fomentarlo porque, de lo contrario, estaríamos perdiendo vocaciones”. Por eso, “me he metido en este jardín con la ilusión de poner la primera piedra y que se convierta poco a poco en algo más grande. Estamos muy contentos y satisfechos porque la gente está entregadísima”, dice, refiriéndose a ella y a su compañero, el pianista y repertorista Manuel Navarro Bracho, colaborador habitual en prestigiosos teatros de ópera europeos.Rosa María de Alba, dando instrucciones a una alumna.   MANU GARCÍAHabla del reto de la enseñanza con la misma pasión con la que describe alguna de sus actuaciones, porque “tienes que adaptar la técnica vocal a cada uno de los alumnos porque tienen distintas problemáticas. Cada uno tiene una categoría -tenores, barítonos y bajos para los hombres, y sopranos, mezzos y contraltos, para las mujeres- pero dentro de esa amalgama, te puedes encontrar una soprano ligera, una más aguda, una lírico ligera intermedia, una lírico pura, de forma que tienes alumnos con la misma tesitura y mismo color vocálico pero cada uno tiene un problema: uno problemas en la salida, la voz engolada, en la respiración”.El balance no puede ser mejor, a pesar de las horas dedicadas en estos cuatro días de formación intensiva que culminó con una gala lírica de los participantes este sábado en el Castillo de San Romualdo. “En el curso, tenemos a gente más joven, como una alumna que ha venido todos los días de Ubrique, y un aficionado que no es músico, pero al que invitamos a venir a la masterclass. Le ha gustado tanto que, al final, ha venido todos los días. Por eso, si algo te motiva, nunca es tarde para disfrutarlo”.