PP y PSOE afilan sus respectivas ejecutivas coincidiendo en el tiempo el congreso nacional de los populares y el comité federal de los socialistas. Ninguno de los dos partidos lo reconoce abiertamente, pero tras los últimos acontecimientos –léase el encarcelamiento del secretario de Organización de los socialistas, Santos Cerdán– es inevitable pensar en que cualquier novedad de calado en la presunta trama de corrupción investigada en las filas socialistas puede desembocar en la convocatoria de elecciones anticipadas el próximo otoño, por lo que las dos grandes formaciones han iniciado una puesta a punto interna, por ahora no tanto de su maquinaria como de sus núcleos de poder.[articles:337571]En su 21 congreso el PP ha aprovechado la coyuntura actual para dar prácticamente plenos poderes a la auténtica ‘guardia de corps’ de Alberto Núñez Feijóo, con el nombramiento de Miguel Tellado como nuevo secretario general. De un análisis rápido se podría interpretar como un cheque en blanco del partido a su presidente y candidato, pero en realidad no es exactamente así ya que, manteniendo el símil, ese cheque tiene ‘acuse de recibo’. Si no acaba de concretarse el adelanto electoral, Feijóo quiere tener las manos libres para intentar maniobrar una moción de censura con Junts y/o PNV sin sentirse atado por toda la, digamos, ‘jurisprudencia’ que se ha creado al respecto, por supuesto asumiendo toda la responsabilidad de lo que pueda salir de ahí. Y ese es un tablero muy, muy complicado, en el que una mala gestión puede poner en juego incluso la supervivencia del líder popular.[articles:337575]Más interesante resulta el ‘rearme’ del PSOE para los dos años que quedan de legislatura o lo que pueda aguantar el Gobierno que preside Pedro Sánchez. La elección de la valenciana Rebeca Torró como la nueva número 3 del partido en sustitución de Cerdán es un evidente guiño –de reconciliación– a una parte fundamental del electorado socialista, como es el femenino, muy contrariado después de las filtraciones de los casos de corrupción en las que hay además un uso de lenguaje zafio de Cerdán o Ábalos hacia las mujeres. De hecho, el contenido machista de estas conversaciones, a efectos electorales, se considera tanto o más grave que los propios casos de corrupción desentrañados, una vez que se entiende aislado y extirpado del partido el problema, con tiempo por delante para revertir una situación hoy por hoy claramente negativa en las encuestas.