“Tengo el corazón tocado, pero la determinación intacta”. Pedro Sánchez sale del vital comité federal de su partido con un cierre total de filas en torno a su figura para que trate de seguir adelante, pero con una misión pendiente y de la que dependerá su futuro: un paquete de medidas para presentar el próximo 9 de julio en el Congreso y asegurarse el apoyo de los socios para que continúe la legislatura.Después del famoso comité federal del 1-O de 2016, Sánchez vivió este sábado la reunión más complicada de este órgano (el de mayor peso tras los congresos) con un partido que sigue al borde del precipicio tras la irrupción del caso Cerdán. El resultado: un respaldo de los más de trescientos miembros al presidente del Gobierno, a excepción del jefe del Ejecutivo de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien pidió una cuestión de confianza o convocar elecciones.Fue una de las reuniones más largas del comité federal que se recuerdan (arrancó a las once y media de la mañana y finalizó pasadas las 19 horas). Con unas horas previas de máxima tensión por la noticia de la denuncia de varias mujeres por comportamientos inadecuados de Francisco Salazar, que estaba llamado a ser uno de los nuevos puntales de la dirección y que renunció a ser adjunto a la Secretaría de Organización y a su puesto como responsable de Coordinación Institucional en La Moncloa.El partido volvió a convulsionar durante las horas previas al comité federal y respiró tras la decisión de Salazar de apartarse. El presidente del Gobierno ha logrado calmar las aguas orgánicas después de semanas de elucubraciones sobre la fórmula para hacer frente a este caso y la impactante imagen del pasado lunes de la entrada en prisión de Santos Cerdán. Sánchez puso sobre la mesa un plan con trece medidas para reforzar el control anticorrupción (como la necesidad de doble firma para la Secretaría de Organización o los controles aleatorios sobre patrimonio). Y asimismo se retocarán los estatutos para expulsar a los militantes usuarios de prostitución y se mejorarán los canales para denuncias por actitudes machistas.El plan de Sánchez está diseñado para el funcionamiento interno y, como reconocen dirigentes socialistas, no es suficiente para hacer frente a la crisis que se vive, sino que tiene que venir acompañado de un potente paquete de medidas de regeneración para convencer a los socios durante la esperada comparecencia que protagonizará ante el Pleno del Congreso de los Diputados el próximo miércoles.Pero Sánchez no se encontró con peticiones de dimisión o de convocatoria de un congreso extraordinario. El único que exigió una cuestión de confianza o celebrar elecciones fue García-Page, que se quedó solo. La alcaldesa de Palencia, Míriam Andrés, hizo una referencia también a un cambio de rumbo en 2027. Algunos de los dirigentes más importantes del socialismo le contestaron a Page directamente a puerta cerrada. El ministro de Transportes, Óscar Puente, le llamó “hipócrita” y salió contra él “como un Miura”, como señalan fuentes presentes. También el titular de Transformación Digital y líder del PSOE de Madrid, Óscar López, se refirió a Page con expresiones como: “Llamadme antiguo, llamadme caoba, llamadme loco, pero a mí no me entra en la cabeza que en esta sala se pueda defender la continuidad de M. Rajoy y pedir el fin de un gobierno socialista sin ninguna acusación”. A la vez, durante su intervención, el presidente de Cataluña, Salvador Illa, dejó en el aire: ”Encontrarán a un PSOE unido. Quien ataca al secretario general ataca a todo el partido”.La cita sirvió para que Sánchez volviera a dejar clara su intención de seguir al frente del partido y del Gobierno: “Es la hora de mostrarle a la ciudadanía de qué estamos hechos los socialistas. Y os lo digo, yo soy consciente de mi deber como secretario general y como presidente del Gobierno de España. Vosotros y vosotras me elegisteis como capitán de este barco. Y el capitán no se desentiende cuando viene mal la mar. Se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo y a ganar el puerto”.Las metáforas marinas sobrevolaron toda la reunión. La líder del PSOE de Baleares, Francina Armengol, afirmó: “Tenemos un buen capitán y necesitamos una buena tripulación. Los buenos capitanes se ven cuando hay olas. Es momento de olas”. Apeló a la unidad y pidió que tenga más peso la Secretaría de Igualdad. Además, la también presidenta del Congreso recalcó la importancia de pactar con los socios de investidura las medidas de regeneración democrática y de dar un impulso a la agenda legislativa. Con otra idea a sus compañeros: explicar en todos los territorios lo bueno que ha hecho el Gobierno y no sólo apelar al que “vienen los malos”.De la reunión del Comité Federal sale la nueva dirección que tiene pilotar la era post Cerdán. La nueva Ejecutiva está compuesta por 23 hombres y 20 mujeres y tiene mucho peso el socialismo valenciano, del que proviene la nueva secretaria de Organización, Rebeca Torró. Se mantiene María Jesús Montero como vicesecretaria general y ascienden a adjuntos a la Secretaría de Organización Anabel Mateos y Borja Cabezón. Las portavocías recaen en Montse Mínguez y Enma López.Una de las grandes sorpresas de la nueva Ejecutiva es que Sánchez mantiene a Juanfran Serrano, mano derecha de Cerdán durante los últimos años en Ferraz. El diputado jienense deja de ser adjunto a Organización, pero se queda con un área potente: la Secretaría de Política Municipal. Otra de las principales novedades es la vuelta a la dirección, a través de una vocalía, de Antonio Hernando.Tras más de ocho horas de reunión, Sánchez escenificó ese apoyo con un gran aplauso de los miembros del comité federal. En su intervención final tras las palabras de sus compañeros, el presidente se “autoimpuso” escuchar “más a las mujeres”. Y concluyó: “Cuando deje de ser presidente y secretario general, seré un afiliado más al lado de mi secretario general”.