Es importante llevar un abanico. Yo tengo uno de madera que me dieron en una boda y que conservo en la mochila como un tesoro. En realidad, en el tren no suele hacer demasiado calor, pero uno llega tras recorrer Madrid y con la cabeza más caliente que la de José Luis Ábalos , que diría mi amigo Chapu, que en este momento debe estar en capilla soñando con los de Fuente Ymbro. O sea que conviene tener cerca ese prodigio de la aerodinámica llegado para aportarnos la temperatura perfecta, la brisa exacta y una climatización celestial a cambio de un simple movimiento de muñeca. Me sorprendí viendo en mi vagón a otros tres varones con sus correspondientes abanicos ,... Ver Más