Pixar había viajado a lo más profundo de las emociones humanas en 'Del Revés', donde se atrevió a colarse en la mente de una niña en plena crisis existencial, y se sumergió literalmente en el océano con 'Buscando a Nemo', de la Gran Barrera de Coral a los desagües de Sidney. Se trasladó al corazón de la cocina francesa en 'Ratatouille', y viajó al futuro con 'Wall·e'. Pero hasta ahora nunca había cruzado del todo la frontera del universo conocido. Sin embargo, al parecer, la Tierra se le empezaba a quedar pequeña. Demasiadas emociones, juguetes de Andy y coches. Así que ha decidido mirar hacia el cielo estrellado y dar el salto intergaláctico con 'Elio', su nueva película que llega a los cines el 9 de julio , y que lanza al espacio no a un astronauta ni a un experto en el universo, sino a un niño solitario y algo inadaptado, que es abducido por error por una organización alienígena interplanetaria, que lo confunde con el líder oficial de la humanidad. El filme, una idea original de Adrián Molina, está dirigido tanto por él como por Madeline Sharafian, Domee Shi. Elio es un niño que no encaja bien en el mundo real, las amistades le cuestan y la pérdida de sus padres no ayuda a que sea un ser más social. Toda su esperanza está puesta en los extraterrestres, a los que pide sobre la arena de la playa que le abduzcan. «Me identifiqué mucho con él. Yo en el colegio era como ese niño solitario que deseaba poder ir a algún lugar donde me aceptaran y pudiera pertenecer. Creo que muchos niños se sienten así. Especialmente hoy en día, se sienten muy solos. Ya sabes, con las redes sociales», asegura Domee Shi a ABC, que reconoce que puede resultar «inspirador» para todos los niños que están lidiando con la soledad. Tras enviar un mensaje al espacio con un dispositivo robado, el deseo de Elio se cumple: es llevado al Communiverso, donde una confusión lo convierte en embajador de la Tierra. Allí, conoce a OOOOO, una supercomputadora, y al tirano Grigon, con el que intenta negociar la paz, y se alía con Glordon, el hijo de Grigon, para frustrar los planes de guerra. Conforme avanza su aventura junto a los extraterrestres, Elio se da cuenta de que no está solo. La intención de Pixar con esta historia es tocar el corazón de niños y adultos y para conseguirlo tienen una premisa: «Hacer películas para ellos mismos». «Recurrimos continuamente a lo que nos pasa para hacer películas. Al mismo tiempo, pensamos que los niños son mucho más inteligentes de lo que creemos. Queremos acercarnos a ellos con respeto, darles algo que pensamos que realmente merece su tiempo, y el nuestro también. Así que, sí, nos tomamos esto muy en serio, aunque sea una película animada y tenga bromas. Nos tomamos muy en serio la responsabilidad de emocionar a la gente», aseguran las directoras. Crearon un universo completo desde cero. «Teníamos muchos personajes nuevos. Uno de los protagonistas es OOOOO, de color azul, un poco amorfo, que no tiene ni brazos ni piernas, ni casi expresión en la cara y como animador es difícil no tener muchos elementos para expresar todo lo que un personaje tiene que decir. Necesitamos los brazos porque continuamente estamos gesticulando y necesitamos cejas para saber si uno está alegre o triste. Fue un reto muy bonito porque se trata de encontrar nuevas formas de arte», explica Jordi Oñate, que lleva trece años trabajando en Pixar. Ante el nuevo horizonte que se abre en la animación con la inteligencia artificial, los trabajadores de la compañía tienen la convicción de que las historias humanas tienen que ser contadas por humanos. «La tecnología siempre evolucionará, crecerá, avanzará… pero yo siempre la veo como una herramienta. Tiene que haber una persona detrás, una intención emocional detrás. Hacemos películas para conectar con la gente, pero también para procesar nuestro propio dolor, nuestras propias emociones. Y una máquina no puede hacer eso. Una máquina no procesa el dolor ni las emociones. Así que no creo que pueda crear arte de verdad. Puede ser una herramienta, sí. Pero siempre, siempre se necesita a una persona detrás», afirman con contundencia las directoras. La idea, original y alejada de los universos que hasta ahora Pixar había abordado, parece que no ha triunfado en cines y su estreno en Estados Unidos ha sido el menos taquillero de su historia, recaudando 21 millones de dólares durante el primer fin de semana. El fracaso en taquilla de 'Elio' no es más que la punta del iceberg de una crisis creativa que Pixar arrastra desde hace ya varios años, aunque se haya disimulado con secuelas y alguna que otra sonrisa nostálgica. Lo más relevante no es que al público no le interesara un niño abducido por alienígenas para representar a la Tierra en el Senado galáctico, sino que cada intento reciente de Pixar por contar algo nuevo parece chocar con un muro de desinterés. La pequeña lámpara sobre la «i» del logo de Pixar, símbolo de emoción y buen cine desde hace mucho tiempo, hoy parpadea. 'Elemental' comenzó con cifras modestas y remontó tímidamente gracias al boca a boca. También contaron con un respiro gracias al buen estreno de 'Del Revés 2', con 155 millones de dólares en su primer fin de semana. En medio de esa incertidumbre, Pixar parece haberse refugiado en lo que conoce bien: las secuelas. 'Toy Story 5', 'Coco 2', 'Los Increíbles 3', un muy posible 'Del Revés 3'... Son algunos de los próximos títulos de Pixar en el calendario de estrenos, que suenan a 'déjà vu'. Es una animación que juega sobre seguro, con la nostalgia como comodín. Parece que el estudio ha optado por proyectos que suenan familiares. Quizá no sea una crisis definitiva. Puede que Pixar simplemente esté en una fase de transición. Las ideas nuevas pueden seguir existiendo en los despachos de Emeryville, pero tal vez no han encontrando el momento, la voz o el enfoque adecuados para convertirse en grandes historias. La presión por acertar, en un mercado más saturado y fragmentado que nunca, pesa también lo suyo. Puede que la estrategia de Pixar no sea tanto una renuncia a la creatividad sino una manera de asegurar la taquilla sin poner en juego la reputación que con tanto mimo construyeron en los 2000.