San Marcelino y San Pedro fueron víctimas de la gran persecución ordenada por el emperador Diocleciano, una de las más sangrientas que sufrió la Iglesia en el Imperio Romano. Esta persecución, iniciada en el año 303, buscaba erradicar el cristianismo a través de la destrucción de iglesias, quema de libros sagrados y ejecución de creyentes.San Marcelino era presbítero y San Pedro, un exorcista, uno de los ministerios reconocidos oficialmente en la Iglesia primitiva, encargado de expulsar demonios. Ambos ejercían su ministerio en Roma, y su labor pastoral incluía la evangelización, el bautismo de nuevos cristianos y la asistencia espiritual a los presos.Fueron arrestados y encarcelados por su fe. El juez Severiano, al ver que no renegaban de Cristo, los condenó a muerte. Según el Papa San Dámaso I, que recogió su historia de boca del verdugo convertido al cristianismo, fueron llevados a un bosque apartado para ser ejecutados en secreto, y obligados a cavar sus propias tumbas. Allí fueron decapitados.Sus nombres no fueron registrados oficialmente en los documentos judiciales del imperio, pues su ejecución fue clandestina, precisamente para que su fama de santidad no se propagara. El emperador Constantino el Grande hizo construir una basílica sobre sus tumbas, junto a la cual enterró a su madre, Santa Elena.Otros santos y beatosSan Erasmo de Formia (c. 303). Obispo y mártir en Formia, Campania, San Erasmo es venerado por su firmeza en la fe durante las persecuciones.San Eugenio I, papa († 657). Sucesor de San Martín I, San Eugenio I fue papa en tiempos difíciles, enfrentando desafíos doctrinales y políticos en la Iglesia.San Guido de Acqui († 1070). Obispo de Acqui, en el Piamonte italiano, San Guido es recordado por su dedicación pastoral y su compromiso con la reforma eclesiástica.San Juan de Ortega († 1163). Nacido en Quintanaortuño, Burgos, San Juan de Ortega fue un presbítero que, tras peregrinar a Jerusalén, dedicó su vida a asistir a los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.Santo Domingo Ninh († 1862). Joven agricultor vietnamita, Santo Domingo Ninh fue martirizado por negarse a renunciar a su fe cristiana durante las persecuciones en Tonquín.San Dictino (s. V). Obispo de Astorga, San Dictino es venerado por su defensa de la doctrina cristiana y su liderazgo en tiempos de desafíos para la Iglesia en Hispania.