Mark Rutte no ha invitado todavía a Zelenski a la cumbre de La Haya y se escuda en que se está perfilando el programa. El temor de Ucrania es que los aliados rebajen la ambición de su "camino irreversible" a la organizaciónMark Rutte, de recortar las cuentas públicas como primer ministro a disparar el gasto militar como líder de la OTAN A Volodímir Zelenski no le ha llegado la invitación para participar en la cumbre de la OTAN que se celebrará en La Haya los próximos 24 y 25 de junio. El presidente ucraniano fue el invitado de honor en las dos últimas citas (en Vilna y en Washington) e intervino por videoconferencia en la de Madrid en junio de 2022, cuando Ucrania resistía a los primeros meses de guerra y Zelenski no salía del país. Sin embargo, con Donald Trump en la Casa Blanca, las tornas han cambiado respecto al apoyo a Ucrania, que está constantemente en entredicho por el principal aliado, en un momento en el que Vladímir Putin eleva la presión al imponer como condición para las negociaciones de paz que la OTAN cierre las puertas a Ucrania, que el año pasado logró el compromiso de su “camino irreversible” a la alianza atlántica. Los preparativos para la cumbre del mes que viene están prácticamente culminados, incluyendo los detalles más complicados, que son los que tienen que ver con el incremento récord del gasto militar. Los aliados impondrán un nuevo objetivo del 5% para 2032. La coreografía también está perfilada y se han cursado las invitaciones a los cuatro socios del Indopacífico (Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda), que es la región a la que mira EEUU por el desafío que supone China en detrimento de su compromiso con la seguridad de Europa. Sin embargo, Zelenski sigue esperando la invitación para participar ante las reticencias que ha manifestado Trump, según fuentes aliadas. “¿Puede Ucrania contar con la invitación a la Cumbre de la OTAN y a la reunión del Consejo OTAN-Ucrania como señal de que el camino de Ucrania hacia la OTAN es irreversible?”, le preguntó al secretario general, Mark Rutte, el representante ucraniano en la asamblea parlamentaria, Yehor Cherniev. Rutte, que desde que inició su mandato se ha alineado con Trump en todos los debates, se puso de perfil: “Estoy en estrecho contacto con el presidente Volodímir Zelenski al respecto, esperamos publicar el programa en cuanto esté listo. Pero, por supuesto, escucho claramente la petición”. Al resto de aliados les disgusta la opción de que Ucrania no esté invitada y están buscando un encaje a su participación. “Estamos viendo cómo darle un buen lugar en el programa a Zelenski y a otros ucranianos”, respondió en una entrevista el ministro holandés de defensa, Ruben Brekelmans, que admitió que “probablemente” no sería en el acto principal: la reunión plenaria de los países de la OTAN. El año pasado Zelenski sí se unió a los 32 jefes de Estado y de Gobierno. Trump rechaza la entrada de Ucrania en la OTAN Más allá de la participación de Zelenski, el temor de Ucrania es que los aliados rebajen su nivel de compromiso respecto al futuro del país en el seno de la organización, que es la principal garantía de seguridad, ya que le cubriría el paraguas del artículo 5, que supone la respuesta conjunta a un ataque a uno de los miembros. “Aunque estamos listos para un alto el fuego, reconocemos que sin garantías de seguridad fiables, sólo será una pausa en las hostilidades. Por ello la pertenencia a la OTAN es la principal garantía de seguridad y nuestra prioridad. También reconocemos que la presencia militar internacional en el territorio de Ucrania puede también servir como garantía de seguridad mientras avanzamos hacia la membresía”, reclamó el delegado ucraniano en la asamblea parlamentaria celebrada esta semana en Dayton. Pero nadie le promete la incorporación a Ucrania. La Administración Trump ha echado un jarro de agua fría a esa aspiración. “No va a suceder”, dijo el presidente estadounidense poco después de volver a la Casa Blanca. Lo ha vuelto a repetir en las últimas horas el enviado de Trump para Ucrania, Keith Kellogg, que reconoció que la expansión hacia el este de la OTAN “es una preocupación justa” de Putin. “Ya hemos dicho que, para nosotros, la entrada de Ucrania en la OTAN no está sobre la mesa y no somos el único país que lo dice”, dijo en una entrevista en la cadena ABC. Putin está precisamente usando la aspiración de Ucrania de incorporarse a la OTAN como condición ante las negociaciones de paz. Según publicó Reuters, el presidente ruso ha exigido que los líderes occidentales se comprometan “por escrito” a detener la ampliación de la OTAN hacia el este –descartando formalmente la adhesión de Ucrania, Georgia, Moldavia y otras antiguas repúblicas soviéticas–. El asunto que deben negociar ahora en el seno de la alianza es cómo dejan plasmado el apoyo a Ucrania en las conclusiones de la cumbre en plena presión entre Washington y Moscú. La próxima semana hay una reunión de ministros en Bruselas para perfilar detalles. Aunque Rutte puso el énfasis en que los aliados seguirán comprometidos con ese país, fuentes aliadas reconocen que no se espera tanta firmeza respecto a su anexión a la OTAN, es decir, que no se pondrá tanto énfasis en el “camino irreversible” a ser un miembro más que Zelenski arrancó a los aliados en Washington el pasado verano. En la cumbre de Vilna en 2023 el presidente ucraniano se había marchado decepcionado al conseguir tan solo el compromiso de que se invitaría a Ucrania al club “cuando se den las condiciones adecuadas”. Y eso suponía una patada hacia adelante prácticamente ilimitada dado que se trata de un país en guerra y que para aceptar a socios nuevos se tiene que encontrar el consenso de los 32 Estados miembros, que tienen intereses dispares. Y más ahora con Trump, cuya percepción de Putin como amenaza es menor que la que tienen la inmensa mayoría de países europeos, aunque en los últimos días ha elevado el tono al llamarle “loco”: “Estamos en plenas conversaciones y él está disparando cohetes contra Kiev y otras ciudades. No me gusta nada”.