La forma (y las formas) se pueden perder, pero el talento, nunca. En el caso del argentino Ángel Cabrera (55 años), su declive físico y su afición a la bebida y a discutir con las mujeres le llevaron a pasar treinta meses por la cárcel por violencia doméstica . Sin embargo, en cuanto quedó en libertad hace dos años decidió darle un giro a su vida y se dedicó a sacar lo mejor que había tenido en su etapa anterior: su facilidad para jugar al golf. Último eslabón de la generación de 'caddies' que terminaron convirtiéndose en golfistas profesionales, este portento de Córdoba empezó a cargar palos a los diez años en el club de su ciudad. Abandonado por sus... Ver Más