No, no pudo ser. La enorme decepción se instaló en Breslavia tras una segunda parte inoperante del Betis, cuyo primer título europeo aún tendrá que esperar, por más que ello no nuble un ápice la excelente temporada rubricada por los de Pellegrini. No en vano los verdiblancos cuajaron una competitiva primera mitad, con ese tanto tempranero de Abde, aunque no les diera para vencer. La pegada del Chelsea acabó por dinamitar la masiva ilusión desplegada de miles de béticos congregados en el Wroclaw Stadion y también en el estadio Benito Villamarín, a tantísimos kilómetros de la acción, donde todo se vivió con suma intensidad. De la ambición se pasó a la tristeza. Es pese a todo días después agua pasada la gran final de la Conference, una especie de duro aprendizaje que ya afrontan los verdiblancos de cara a años venideros, donde se busca que la semilla que se plantó en Polonia se recoja cuando ésta se convierta a largo plazo en otro fruto maduro, ya se verá bajo la sombra de qué árbol hecho competición. Con todo, hubo una historia que no trascendió en ese Betis - Chelsea que fue definitivo, y tiene que ver con la final de Copa del Rey de 2022 en la que los verdiblancos se proclamaron campeones tras derrotar al Valencia en el estadio de la Cartuja. Por entonces los futbolistas jugaron con el corazón , más allá de que pueda sonar metafórico, porque miembros del club les ubicaron a cada uno de ellos, en el envés del escudo, por el interior de cada una de sus camiseta, imágenes impresas de sus familias con el fin de que les recordasen en una cita de tanta envergadura y salieran extremadamente motivados. Aquello salió tan bien que luego se vio celebrar desvelando la sorpresa a muchos de los ya campeones de aquella Copa del Rey, que se recuerda ha sido hasta ahora el último torneo levantado por el equipo, con Pellegrini a los mandos de la nave heliopolitana, al igual que ahora. De manera similar, aunque no haya obtenido el mismo resultado, todos los futbolistas convocados para la cita final de la Conference vieron que una de las sorpresas en materia de motivación consistía en volver a echar un ojo a la zona interior de sus camisetas exclusivamente diseñadas para el compromiso continental y vislumbrar que en esta ocasión no fueron fotografías, sino frases las firmadas en el puño y letra de sus familiares de quienes estuvieron convocados aquella noche en Breslavia. Los futbolistas las vieron en cuanto entraron en el vestuario a cambiarse de corto y todos ellos llevaban su carga emocional consigo. Al igual que pasó en Sevilla tres años antes, se palpó la emoción en el vestuario local del recinto polaco a la vista de que algunos textos eran auténticas flechas directas al alma a pocos minutos de jugar el partido más importante del siglo para el Betis y también para todos ellos. La derrota no obstante ha diluido desgraciadamente el recorrido mediático de dicho gesto, pero lo cierto es que la intención sigue teniendo la misma importancia. «Nadie dijo que iba a ser fácil, pero qué bonito es crecer y hacer historia con el Real Betis», escribía la familia de Pablo Busto al joven lateral, exponiéndole los doce años de vinculación que el canterano mantiene con el club de las trece barras. «2013-2025. Polonia. Final de la Conference League. Tu familia: hermano, mamá y papá se sienten muy orgullosos de ti «, incidían. El propio lateral, que por cierto acudió a Breslavia en muletas apenas un mes después de ser operado de cadera , fue quien compartió en redes dicho adhesivo firmado por los suyos por detrás del escudo bético. También se animó a compartir el suyo el guardameta Germán García , a quien le dedicaban la siguiente misiva, corta pero directa a tocar el corazón de quienes lucharon por el título, jugaran o no jugaran aquella noche: «Hoy es un gran día, toca creer en la victoria y disfrutar del momento. Recuerda en qué equipo estás y que estáis luchando por un sueño . ¡Un sábado que hará historia! Te queremos con locura. ¡Vamos, Germán!», sentenciaba alguien cercano al joven arquero del Betis.