La Oficina Central para la Represión de la Trata de Personas (Ocrteh, en sus siglas en francés) ha lanzado la voz de alarma sobre el aumento de la prostitución infantil en Francia. Según este organismo, oficial, está creciendo en la periferia de las grandes ciudades, la «banlieue», y en el seno de familias acogidas a otra institución oficial, la Ayuda Social a la Infancia (ASE). A juicio de varios abogados, esa tragedia se debe, en bastante medida, al «descontrol» de los servicios de seguridad y asistencia social. Michel Amas, abogado, en Marsella, ha declarado a varios medios de comunicación parisinos: «En Francia, unos 20.000 menores se prostituyen, son »invitados« a prostituirse, en muchas ocasiones, en el seno de familias que reciben ayudas sociales de apoyo a la infancia». «Se trata de una pandemia de la que nadie habla», añade Amas. Cuando Michel Amas denuncia una «pandemia» se refiere a una suerte de «proceso perverso»: niñas y niños de 13 a 15 años, que viven, de oficio, en familias de acogida, víctimas de abusos de todo tipo, que «nadie» desea «tener en cuenta». Cuando los abogados protestan ante los servicios sociales y la magistratura local, reciben con frecuencia respuestas de este tipo: «Quizá lleve usted razón, pero… en Marsella estamos desbordados por la delincuencia, el tráfico de drogas, el tráfico de armas… y no es fácil controlar lo que ocurre en muchas familias pobres y descompuestas». Amas cuenta el caso de una niña desaparecida durante varios meses hasta que su familia recibió un dramático mensaje telefónico: «Mamá, mamá, estoy encerrada en un prostíbulo de Toulon… tenéis que venir a buscarme… la madre habla con su abogado, el abogado habla con la policía y la niña fue recuperada, pero volvió a ser secuestrada. Durante meses, no conseguimos que interviniese la policía…». El caso que denuncia Amas, en Marsella, no es el único, ni mucho menos. En la periferia de París, en el apartamento de Yvelines varias decenas de familias pobres y sin recursos han presentado recursos y denuncias contra las autoridades competentes, considerándose «desvalidas y abandonadas», a una hora corta de corazón de París. France 3 tv (cadena estatal, regional) ha denunciado el caso de numerosas víctimas del secuestro y prostitución de sus hijos en la periferia de ciudades del departamento de la Loire-Atlantique, donde los profesionales de la medicina y los socorros de urgencia se consideran víctimas de «la falta de medios para combatir un cáncer social grave». Nadège Hubert ha realizado un estudio comparativo de los mecanismos de la prostitución infantil y los resume de este modo: «La prostitución de niñas, niños, adolescentes, ha crecido por una razón muy simple: es un »negocio floreciente«. Incontrolable. Las familias son víctimas de extorsión y amenazas de muerte. Cuanto más jóvenes son las prostitutas forzadas, más caro se compran y se venden. Los proxenetas pueden cobrar 400 euros por una hora de »servicio«. Los clientes pueden pedir con o sin preservativos. Sin preservativos el precio puede ser más alto». Como abogados y servicios de asistencia y ayuda a familias e infancia, Hubert denuncia los «riesgos» que corren las víctimas y sus familias, amenazadas de muerte. Y avanza este testimonio: «En algún caso la niña o sus padres consiguieron procesar a los proxenetas con testimonios atroces. Una chica de quince años tuvo que recibir a más de doscientos clientes en tres semanas». La prostitución adolescente puede tomar otros «rumbos». En Marsella, por ejemplo, los traficantes jóvenes de droga consiguen «convencer» a sus amigas y reparten los beneficios de ese comercio. Tanto Nadège Hubert como Michel Amas, entre otros, denuncian la misma tragedia de fondo: Francia asiste al crecimiento espectacular de la prostitución infantil; y las asociaciones de ayuda a las familias están «desbordadas» y no tienen recursos propios para combatir la tragedia.