¡Gran labor!: Investigadores andaluces diseñan un avanzado andador para niños con movilidad reducida

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Un equipo de expertos del Laboratorio de Biomécanica Clínica de Andalucía (BIOCLINA) y la Universidad de Málaga (UMA), en colaboración con la Universidad de Roma Tor Vergata (Italia), ha creado un andador pediátrico para niños con diversidad funcional. Este dispositivo está dirigido a aquellos que padecen patologías severas de movilidad como la parálisis cerebral. El andador no es solo un dispositivo de apoyo, sino también una herramienta tecnológica que recopila información sobre la marcha del niño. Los datos registrados por los sensores del dispositivo se envían a los médicos y fisioterapeutas, que pueden usar esta información para ajustar los tratamientos de manera precisa y personalizada.Una de las principales ventajas de este andador es su gran adaptabilidad. Se ajusta tanto a las necesidades físicas como a las características de la patología de cada paciente. Está diseñado para niños de entre 4 y 11 años, lo que permite que su soporte se modifique según el grado de movilidad de cada niño. También se ajusta a su tamaño y peso. El dispositivo es muy ligero y cuenta con una estructura plegable.La parte mecánica del andador ofrece el soporte necesario para caminar, mientras que la parte electrónica, compuesta por sensores y un microcontrolador, se encarga de recoger la información importante. Los sensores instalados en las ruedas y en el cuerpo del niño registran datos clave, como la fuerza aplicada y la postura durante el movimiento, lo que permite a los especialistas analizar la marcha del paciente.Tecnología inalámbricaEl andador no solo es útil dentro de un entorno clínico, sino que incorpora tecnología inalámbrica para almacenar los datos recogidos. Así, los fisioterapeutas y médicos seguir la evolución del paciente fuera del entorno hospitalario, lo que les da acceso a información continua y objetiva sobre el progreso del tratamiento.Rita Romero, investigadora del departamento de Fisioterapia de la Universidad de Málaga, explica que esta herramienta es crucial para los rehabilitadores, ya que permite conocer la evolución del paciente a lo largo del día, fuera de la clínica. Esto también fomenta la participación activa del niño en su propio proceso de rehabilitación y mejora la interacción social, ya que los datos permiten realizar ajustes en tiempo real.Los sensores integrados en el andador permiten hacer una evaluación precisa de la marcha del niño. Un sensor instalado en una de las ruedas delanteras mide la velocidad instantánea del paciente, mientras que otro sensor, ubicado en la parte trasera, evalúa la capacidad del niño para seguir una trayectoria recta. Estos parámetros se combinan con los datos sobre la distancia recorrida y el tiempo.Además, el andador permite monitorizar la actividad del paciente de manera autónoma, sin necesidad de contar con formación especializada. Esto hace que el dispositivo sea accesible tanto para los profesionales de salud como para los cuidadores del niño, quienes pueden utilizarlo para seguir el tratamiento de manera efectiva.El diseño del andador también pone énfasis en promover la autonomía del niño. Al situarse detrás del niño, el dispositivo libera sus manos, lo que favorece su interacción con su entorno. Esto le permite participar en actividades cotidianas, como jugar con amigos o pasear con la familia, sin que su movilidad se vea limitada. Este enfoque también ayuda al niño a desarrollar un mayor sentido de independencia y autoestima.María Prado, investigadora del Laboratorio de Biomécanica Clínica de Andalucía, destaca que el andador no solo ayuda en la rehabilitación física, sino que también permite al niño disfrutar de momentos de diversión mientras interactúa con sus compañeros y realiza actividades sociales. Este dispositivo fomenta el desarrollo físico y emocional de los niños, mejorando su calidad de vida.