El Sindicato Médico de Sevilla (SMS) ha condenado la decisión unilateral de recortar en las guardias de Obstetricia y Anestesiología del Hospital de la Mujer en el Virgen del Rocío de Sevilla. Esta medida, "impuesta" y "sin previo diálogo" con los profesionales ni con las organizaciones sindicales, supone un "grave retroceso" en la calidad asistencial y una "irresponsabilidad" institucional de primer orden.A partir del 1 de julio, se eliminará uno de los tres obstetras de guardia durante los fines de semana y festivos, y se reducirá también el número de anestesistas de tres a dos, tanto en días laborables como no laborables. Esta decisión se adopta sin tener en cuenta los riesgos clínicos asociados y sin escuchar a quienes conocen la realidad asistencial. Además, se está ignorando a la ciudadanía, que es la principal perjudicada por esta medida.[articles:334962]La Gerencia ha comunicado esta decisión como definitiva, sin tener en cuenta las aportaciones del personal facultativo. A pesar de la protesta mayoritaria de los profesionales, quienes respaldaron con su firma una petición formal de reconsideración, la Gerencia se ha mantenido cerrada a cualquier tipo de diálogo o revisión de su postura, denuncia el Sindicato Médico."La justificación ofrecida por la Gerencia —una supuesta disminución en el número de partos— carece de rigor y no se sostiene en los datos reales", dicen desde SMS. Según cifras oficiales del propio hospital, "entre 2020 y 2023 el número de partos ha descendido apenas un 8% (de 4.959 a 4.532), mientras que las cesáreas han disminuido solo un 6% (de 1.316 a 1.233)". Frente a ese ligero descenso,"las urgencias gineco-obstétricas han aumentado un 23%, lo que evidencia una mayor presión asistencial, no menor".[articles:334860]Además, la complejidad de los partos urgentes ha crecido en los últimos años debido a factores como el aumento de la edad materna y otras variables biomédicas. Reducir personal en este contexto no solo es un error técnico, sino una grave irresponsabilidad, consideran en el sindicato."A esto se suma una comparativa que desmonta por completo la supuesta lógica del recorte: hospitales de referencia como el Virgen Macarena (2.098 partos en 2023) o el Valme (1.892 partos en 2022) mantienen tres obstetras de guardia todos los días, cumpliendo así las recomendaciones del Ministerio de Sanidad. El Virgen del Rocío, con más del doble de partos que cualquiera de estos centros, no puede justificar la reducción de tres a dos obstetras los fines de semana y festivos. Recordamos, además, que ya en 2019 se redujo de cinco a cuatro el número de obstetras de guardia, usando el mismo argumento estadístico. Este patrón de recortes, sin base asistencial ni respaldo profesional, responde a una estrategia puramente economicista".Este recorte de personal no se basa en una estrategia asistencial, sino en una "clara intención economicista". Ya en 2019, se redujo el número de obstetras de guardia de cinco a cuatro, bajo el mismo argumento estadístico, lo que revela un patrón de recortes continuos que perjudican la atención, aseguran desde el sindicato.Lo mismo ocurre con la eliminación de un anestesista diario. "Ni el volumen actual de partos, ni las tasas de cesáreas, ni la actividad de la sala de Reanimación justifican esta decisión. Su impacto será directo: demoras en la atención urgente, sobrecarga del equipo restante y deterioro progresivo de la calidad asistencial, que puede incluso comprometer la cartera de servicios del Hospital de la Mujer","Reducir un 33% el personal obstetra de guardia y recortar anestesistas sin fundamento clínico ni planificación organizativa es una agresión al sistema público de salud. Supone obligar a las plantillas a asumir una carga inasumible, multiplicando el estrés, aumentando el riesgo de errores y deteriorando las condiciones laborales de quienes sostienen la atención a las mujeres en uno de los momentos más delicados de la vida: el parto".Desde el Sindicato Médico de Sevilla piden que se rectifique la decisión. "No pueden imponer decisiones sin transparencia ni participación que comprometen la seguridad de las pacientes y la dignidad de los profesionales. La sanidad pública no puede gestionarse como si fuera una empresa cualquiera. Lo que está en juego no es solo una cifra presupuestaria, sino el derecho de las mujeres a recibir atención segura y de calidad en uno de los momentos más sensibles de sus vidas".