La carrera para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales polacas, que se celebra este domingo, está siendo frenética. El liberal Rafal Trzaskowski y el ultraconservador Karol Nawrocki llegan empatados en las encuestas, con una ligerísima ventaja del primero. Al aspirante populista, un exboxeador al que se atribuyen conexiones con el crimen organizado y la violencia hooligan, se le acumulan los escándalos. El último: que supuestamente facilitó servicios de prostitución cuando era joven. En plena recta final de una campaña particularmente turbia, Nawrocki ha contado con el espaldarazo de la Administración de Donald Trump. A tres días de los comicios, nadie se atreve a predecir un ganador.Seguir leyendo