Alberto Núñez Feijóo tiene debilidad por anunciar el fin de los tiempos. Así lo hizo el líder del Partido Popular este jueves, en una declaración solemne, sin preguntas, en la que denunció que "el estado de putrefacción al que nos tiene sometido el actual Gobierno" hace que "la degradación" sea "total". Para el jefe de la oposición, el mandato del presidente Pedro Sánchez "está en fase terminal porque no da más de sí". "Esta situación es inaceptable e inasumible", concluyó, con tono grave, tras anunciar la convocatoria de una concentración el próximo domingo 8 de junio en la capital y ponerse a disposición de los socios del Gobierno.Para apuntalar este relato, Feijóo y su equipo intentan hacer ver que hay un rechazo frontal de la ciudadanía al Ejecutivo central —pese a que los socialistas no salieron mal parados de las últimas elecciones europeas, celebradas hace un año, en las que el PSOE que se mantuvo por encima del 30% de los votos—, insistiendo, además, en que la "corrupción en el seno del Gobierno" provocará que algunos de sus socios le dejen de apoyar en algún momento. "Si fuesen consecuentes", dijo en referencia a la moción de censura instigada por Pedro Sánchez en 2018 tras la sentencia de la Gürtel, "ahora deberían hacer lo mismo sin ninguna duda”.Con todo, el líder del PP dejó claro que no tiene intención de iniciar contactos ni actuar de manera proactiva para recabar los apoyos necesarios. “Seré claro: la moción de censura para sacar la corrupción de la Moncloa no depende de mi voluntad. Yo la tengo toda. Depende de quienes le han dado soporte parlamentario hasta ahora. Si quieren acabar con esto, el Partido Popular sigue a disposición. Si no quieren, no tengan duda de que les arrastrará y que la mayoría de los españoles decentes les hará cómplices de esta degradación", concluyó.Sin embargo, no es la primera vez que Feijóo amaga con liderar una moción de censura —que después nunca se atreve a presentar ante la falta de apoyos— ni anuncia el apocalipsis. Ni mucho menos. Un repaso a sus declaraciones de los últimos tres años, los que lleva al frente del Partido Popular, es muy ilustrativo de su tendencia a proclamar que España está en "fase terminal" y a presentarse como la alternativa a Pedro Sánchez tras hacer un llamamiento de "responsabilidad" a sus socios, con la mirada puesta sobre todo en Junts y PNV.Recién elegido para el cargo de presidente del PP, tras concluir con éxito, con la ayuda de los demás barones, la operación para defenestrar a su antecesor, Pablo Casado, Feijóo ya aseguraba que las cosas eran insostenibles. "Estamos asistiendo en vivo y en directo a una autoinmolación del Gobierno que está dañando seriamente a España" por culpa de un presidente "desorientado" y "superado por los acontecimientos". El líder conservador sacaba esta conclusión de la destitución de la directora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), Paz Esteban, después de que trascendiese el supuesto espionaje llevado a cabo por la agencia pública de inteligencia a políticos y activistas independentistas catalanes utilizando el software Pegasus, propiedad de la compañía israelí NSO Group.Aquello ya fue suficiente para que Feijóo afirmase que la legislatura estaba "en caída libre" y que la situación era "insostenible". Las elecciones, sin embargo, no tuvieron lugar hasta un año después y el candidato Pedro Sánchez, aunque el PP obtuvo más votos, volvió a reunir una mayoría suficiente en el Congreso para seguir gobernando. En esa época el PP negaba los cantos de sirena de Vox para convocar e incluso apoyar una moción de censura e insistía en que el verdadero veredicto lo darían "las urnas".A finales de aquel año, cuando Feijóo apenas llevaba unos meses en Madrid, España volvió a tocar fondo, en opinión del líder del PP. "Entiendo que lo mejor que podemos hacer en este momento, dado que en mayo tenemos unas elecciones, es hacer ya unas elecciones generales de forma inmediata", exigió desde la tribuna del Senado, la Cámara en la que aterrizó en la política española después de hacer dimitir a una representante del Parlamento de Galicia para ocupar su escaño. ¿La razón? Muy parecida a la de cualquier otra pesca del año: "La situación en nuestro país no da para más".Ya entonces Feijóo negaba la legitimidad del Gobierno de Pedro Sánchez y argüía, para denunciar la insostenible situación, que el Ejecutivo estaba preparando un referéndum consultivo de independencia para Cataluña —que nunca ha tenido lugar—. También anticipaba un "cambio de ciclo" de manera inminente.Tres meses después, sin haber completado un año en la política nacional, Feijóo volvía a la carga instando a adelantar las elecciones generales al mes de mayo, en coincidencia con las municipales. ¿El argumento? La supuesta "degeneración" del Gobierno de Pedro Sánchez, al que el PP asediaba con el caso Mediador, las reducciones de penas producto de la aplicación de la ley del solo sí es sí o la decisión de la empresa Ferrovial de trasladar su sede social de España a Países Bajos.El Gobierno, decía el líder de los conservadores, "ha pasado de la decepción a la deriva, de ahí a la decadencia y a la degeneración, y debería convocar elecciones ya" porque "ha perdido el crédito y la confianza de los españoles". Apenas cuatro meses después fue Feijóo quien no consiguió un resultado suficiente en las elecciones generales para ser elegido presidente del Gobierno y, aunque miró tanto al PNV como a Junts para ser investido, se quedó a cuatro votos de conseguirlo.El líder del PP verbalizó por primera vez en junio de 2024 la posibilidad de una moción de censura. Lo hizo en una entrevista en Antena 3. Feijóo apuntó a esa vía en caso de que hubiera una "mayoría social" que mostrara “su rechazo al presidente del Gobierno" en las elecciones europeas: "Para eso hay que tener el contexto adecuado y pensar que puede ser útil en ese contexto", advirtió. Pocos días después se celebraron esos comicios que los conservadores habían planteado como un plebiscito contra el socialista, pero el resultado no fue el esperado para Génova, ya que los socialistas lograron resistir aunque el PP volvió a ser primera fuerza."Si esa mayoría social se convierte en una mayoría electoral y el 9 de junio mandan un mensaje, entiendo que todos los ciudadanos veremos más próximos el final del túnel", argumentaba el conservador" ¿Qué herramientas vamos a utilizar ? Todas las que consideremos oportunas", sostenía, sin llegar a descartar este mecanismo en el Congreso. Tras esos comicios desde Génova rebajaron cualquier posibilidad de presentarla porque entendían que, si la perdían, se reforzaría más a Pedro Sánchez.Un año después de las elecciones generales, el presidente del PP ya consideraba al jefe del Ejecutivo "noqueado". Y decía que la legislatura estaba "agotada". Después de que Sánchez reflexionase varios días sobre su continuidad en la Moncloa, a la vista de que su esposa, Begoña Gómez, estaba siendo sometida a una investigación judicial que a día de hoy continúa, le emplazó a convocar elecciones o irse, porque su situación es "más grave y más patética" que nunca. Entonces argumentaba que no iba a presentar una moción de censura porque Sánchez había "comprado el apoyo de sus socios con la dignidad de todos los españoles"."Déjelo ya, convoque elecciones, váyase, pero así no podemos seguir", declaró entonces un enfático Feijóo durante una reunión con sus diputados y senadores, convencido de que las dos derrotas parlamentarias que acababa de sufrir el Gobierno en el Congreso —los objetivos de estabilidad presupuestaria y la reforma de la Ley de Extranjería— iban a poner fin al mandato de Sánchez. Está "aflorando la decadencia de quien ya no puede ofrecer nada a los españoles"; "esto ya no da más de sí", argumentaba, anticipando una convocatoria electoral anticipada que no se produjo y que, un año después, sigue sin estar en el horizonte.En octubre del pasado año Feijóo se dirigió de nuevo a los socios del Gobierno fue en Bruselas tras una reunión del Partido Popular Europeo. "Queda por ver quién permanece al lado embarrándose y embarrando la vida política española. Aconsejo a sus socios que revisen su posición y que sean coherentes con algunas de sus decisiones anteriores", decía, en referencia a la ya citada moción de censura de 2018. El conservador también mantenía que en la capital comunitaria había "una preocupación de dimensión internacional" sobre las "corruptelas" que rodeaban al presidente del Gobierno. "Las investigaciones judiciales en torno al presidente del Gobierno, a su familia, a su gobierno y a su partido están teniendo trascendencia en las cancillerías europeas. Es una absoluta anomalía tener un primer ministro con una situación judicial y personal como la que tiene el primer ministro español", argumentaba.Hace cinco meses, el líder popular seguía en el mismo sitio que en mayo de 2022, cuando llegó a Génova. El mismo del que sigue sin moverse. Entonces, en plena resaca de la inacción del Govern de la Generalitat Valenciana, que no avisó a tiempo a los ciudadanos de lo que se les venía encima el día de la dana, el presidente del PP denunciaba el "completo colapso" y la "agonía legislativa" del Gobierno.Ese mismo mes, en una comparecencia desde la Cámara Baja. Feijóo dio total credibilidad a las declaraciones del empresario Víctor de Aldama ante el juez Ismael Moreno de la Audiencia Nacional y lanzó el recado a los socios del Ejecutivo. “No tengo los votos para cambiar el Gobierno, pero si alguno de los socios quiere acabar con todo esto, que sepa que estoy a disposición para abrir una nueva etapa en nuestro país”, aseguró.En enero de este año el presidente del PP se mostró dispuesto a presentar la moción después de que el líder de Vox, Santiago Abascal, respaldara públicamente esta posibilidad. “Si los señores de Junts quieren elecciones y apoyan una moción de censura, tengan la seguridad de que presentaré una moción de censura si tengo los apoyos suficientes para sacarla adelante”, señaló Feijóo en una entrevista en Onda Cero. Una máxima que siguió manteniendo en otras entrevistas, en las que sin embargo también incidía en la dificultad de conseguir esos apoyos por parte de los socios parlamentarios del Ejecutivo.Aunque cuando Feijóo realiza estos llamamientos evita dirigirse a formaciones concretas y asegura que todos, desde Podemos pasando por ERC, BNG e Izquierda Unida, pueden sumarse a esta imaginaria moción, el PP siempre tiene dos partidos en mente: PNV y, sobre todo, Junts. En más de una ocasión Feijóo ha defendido que no tiene reservas a llegar a acuerdos con los de Puigdemont “dentro de la Constitución" e incluso ha llegado a reconocer contactos con el partido independentista para tratar de conseguir su apoyo.