Si acudía con pocas esperanzas de sacar algo en claro y positivo, el transcurso de la cita este viernes en Barcelona confirmaba las intuiciones del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, quien al término de la Conferencia de Presidentes calificaba el encuentro como una «ocasión perdida». Y es que, ha señalado, «más allá de los pinganillos» que también se han convertido en protagonistas en Pedralves -Mañueco no se los ha puesto para escuchar a sus homólogos de País Vasco, Imanol Pradales, y Cataluña, Salvador Illa-, «no es cuestión de en qué idioma se habla», sino «de querer entenderse». Y en su opinión, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, «no quiere entenderse» con las comunidades. Así que, visto que «ya son muchas, tal vez demasiadas» las ocasiones en las que el jefe del Ejecutivo central y los de las autonomías se han sentado en torno a este órgano y que el «dialogar al máximo nivel» sobre los asuntos «más importantes» que afectan al país «está lejos de la realidad», Mañueco ha abogado por los cambios. «La Conferencias de Presidentes al estilo Sánchez no tiene sentido », pues se ha convertido «en un instrumento fallido», ha reprochado Mañueco, quien ha reclamado que se actúe de una manera «totalmente distinta» de cara a futuras, con más preparación previa y análisis posterior. Mañueco, quien ha urgido la convocatoria de elecciones generales, ha reprochado la «actitud» del Gobierno central de «no escuchar», pues apuesta por «confrontar, generar una polarización, un enfrentamiento». «Y eso no es bueno para España», ha incidido el dirigente castellano y leonés, quien ha afeado que Sánchez «está pensando en sus intereses personales» por encima de los del país. « Hay que venir más relajado y hacer los deberes y el Gobierno de Sánchez no lo ha hecho», ha recalcado Mañueco tras presenciar con sorpresa cómo el jefe de La Moncloa volvía a cortar la reflexión final de presidente de Castilla-La Mancha, el también socialista Emiliano García-Page. Una actitud, ha considerado Mañueco que «pone de manifiesto la crispación interna» en el seno del Gobierno central.