Para triunfar hay que esforzarse, y Emilia Mernes lleva años apostando todo a la música. Hace tiempo comenzó a ver los frutos de esa dedicación, pero el camino no ha sido fácil. Dejó la carrera de Literatura apenas seis meses después de empezar para estudiar música, una decisión que a sus padres les costó asumir, especialmente por el esfuerzo económico que implicaba, pero que finalmente apoyaron. Hoy, esa apuesta se ha convertido en realidad: Emilia es ya una estrella consolidada , y, una vez más, lo volvió a demostrar en la noche de este viernes en el Icónica Santalucía Sevilla Fest. El pasado 3 de enero, arrancaba el ‘Emilia Tour 2025’ en Uruguay, llegando a España hace apenas una semana. Dentro de las 13 fechas que la argentina tiene previstas en este país, una de las paradas ha sido la joya de Aníbal González. Miles de personas se desplazaron ayer a la Plaza de España para ser testigos de lo que Mernes terminó convirtiendo en un auténtico espectáculo. A las 20 horas, el recinto abrió sus puertas, y los asistentes lucharan por conseguir un hueco entre las primeras filas. El concierto estaba programado para las 22.30 horas, y una hora antes, más de la mitad de la Plaza de España estaba completa. En la pista, personas con pancartas, camisetas de fútbol de Argentina , outfits dosmileros, rosas, mucha purpurina -por la piel, en la ropa, en la cara, en el pelo…- y, como no, brillos en la cara, sobre todo, debajo los ojos -el complemento más característico de la artista-. A pesar del entusiasmo, estar encerrada en plena multitud no es agradable para nadie. Aún menos, cuando los termómetros superan los 30ºC, una temperatura que, en una bulla, se multiplica. En este contexto, las lipotimias son algo común, y el personal de seguridad tuvo que rescatar media hora antes del inicio del show a una chica que estaba mareada. Diez minutos antes de las 22.30 horas, la chica volvía a acompañar a su amiga en la pista. Los anuncios de que faltaba media hora y, posteriormente, diez y cinco minutos, fueron aumentando la tensión entre el público . Tres minutos antes del inicio, se apagaron las luces y comenzó el juego de luces en la fachada del monumento, producida por el festival. Muchos pensaron que ese sería el comienzo del espectáculo, pero no fue así. El show lo abrió un ordenador antiguo sobre un fondo rosa apareciendo en la pantalla. Ahora sí había llegado el momento, Sevilla lo sabía, por eso coreó «¡Emilia!» Una y otra vez. Tras una proyección en la que un dibujo animado de la cantante reseteaba el sistema del ordenador noventero, se escuchó el ritmo de ‘Exclusie.mp3’. Emilia no solo destaca por su voz o los brillos en los ojos, también lo hace por esa estética Y2K, la actitud y las coreografías . Todo ello, hace que su presencia visual sobre el escenario se pueda resumir en una palabra: impactante. Tanto, que incluso hipnotiza. A la altura del primer estribillo, Sevilla ya estaba embobada . A la primera canción le siguieron ‘Facts.mp3’ y ‘Cuatro veinte’. A lo largo de la noche, sonaron otras como 'Ojitos_Verdes.mp3', 'Facts.mp3', 'Carita triste' y 'La_Original.mp3' . Además, la argentina también incorporó publicaciones recientes como 'Blackout', 'Bunda' y, como no, 'Motinha 2.0 RMX'. Antes de cantar este tema, subió a tres fans al escenario, y Marta, Esperanza e Inés bailaron la parte que se ha hecho tan viral en TikTok. La jornada cerró con 'GTA_mp3' y 'No_Se_Ve.mp3'. A pesar de las casi dos horas de concierto , Sevilla seguía con ganas de más. Las expectativas anoche estaban por las nubes, pero la argentina consiguió superarlas con creces porque, si hay algo innegable, es que Emilia ha nacido para esto.