Hongos que moldean el futuro: crean un material vivo, comestible y biodegradable como alternativa al plástico

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La lucha contra los residuos plásticos ha encontrado un aliado insólito: los hongos comestibles. Un equipo de investigadores del centro suizo Empa (Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales) ha desarrollado un material que no solo es biodegradable y comestible, sino que está literalmente vivo. Esta propuesta, bautizada como «dispersión de fibras vivas» (LFD, por sus siglas en inglés), está basada en las propiedades naturales del hongo split-gill, una especie conocida por su resistencia y flexibilidad.¿Qué tiene de especial este nuevo material?El corazón de esta innovación está en el micelio, la red de filamentos del hongo que crece bajo tierra, parecida a las raíces de una planta. Esta estructura ha ganado popularidad en los últimos años por su aplicación en embalajes ecológicos, materiales de construcción sostenibles y hasta como fuente de alimento. Sin embargo, en la mayoría de los procesos industriales, estas fibras se tratan químicamente, lo que reduce su impacto ambiental positivo.En lugar de procesarlas de esa forma, el equipo de Empa decidió mantener las fibras intactas, permitiendo que el hongo siguiera desarrollando su matriz extracelular. Esta matriz actúa como una red natural de proteínas y macromoléculas que da estructura al hongo y lo protege. En términos simples, es como si en lugar de cortar las vigas para construir una casa, se permitiera que el edificio creciera solo con una arquitectura viva y autorreforzada.Múltiples usos en un solo compuestoEl material resultante de este proceso tiene una textura tipo gel, altamente moldeable, con un potencial enorme. Los investigadores lograron secarlo en finas láminas resistentes al desgarro, ideales para crear bolsas reutilizables o envoltorios sostenibles. Además, su origen comestible le permite tener un segundo uso sorprendente: como emulsionante para alimentos o cosméticos. Esto significa que podría sustituir a los estabilizantes sintéticos que suelen encontrarse en cremas, salsas o lociones.Un aspecto fascinante es que esta dispersión sigue viva. A diferencia de los emulsionantes tradicionales que se degradan con el tiempo, este material sigue produciendo de forma natural las moléculas que lo estabilizan. Como explicó el investigador Ashutosh Sinha, esto podría convertirlo en «la única emulsión que se vuelve más estable con el paso del tiempo».Del laboratorio a la vida diariaAunque esta tecnología aún está en fase experimental, su aplicación potencial es tan amplia como prometedora. Podemos imaginar un futuro en el que compramos una bolsa hecha de este compuesto, y tras su uso, la disolvemos para preparar una salsa o la compostamos en el jardín. O cremas faciales que, en lugar de usar derivados del petróleo, emplean este estabilizante fúngico que nutre la piel y se degrada sin dejar rastro.Plástico comestible: una idea con historia y proyecciónNo es la primera vez que se explora la idea de plásticos comestibles. Películas de alga, envoltorios de arroz o hasta botellas hechas de gelatina vegetal han sido propuestas anteriores. Sin embargo, la ventaja de este nuevo desarrollo está en que es una solución viva y evolutiva, que aprovecha las capacidades naturales de un organismo para adaptarse y reforzarse con el tiempo.Es como si, en vez de construir un envase, plantáramos una semilla y dejáramos que creciera en la forma que necesitamos. Esta visión orgánica de la fabricación podría cambiar por completo nuestra relación con los objetos de un solo uso.Desafíos a superar antes de su adopción masivaClaro está que aún hay preguntas por responder: ¿Cuánto tiempo se mantiene «vivo» el material fuera del laboratorio? ¿Cuáles son sus límites térmicos y de conservación? ¿Es viable su producción a gran escala con costos razonables? Estas dudas forman parte de los siguientes pasos que deberá enfrentar el equipo de Empa y otros laboratorios que, sin duda, se interesarán por replicar o mejorar este hallazgo.Una respuesta creativa al problema del plásticoA medida que crece la preocupación por la contaminación por plásticos, especialmente los de un solo uso, soluciones como esta no solo aportan alternativas técnicas, sino también simbólicas. Cambiar un material inerte y contaminante por uno vivo, flexible y comestible es también una forma de replantearnos qué tipo de relación queremos tener con nuestro entorno y con los objetos que usamos a diario.Este avance sugiere que la clave para resolver problemas complejos puede estar en la imitación de lo que la naturaleza ya hace bien desde hace millones de años.La noticia Hongos que moldean el futuro: crean un material vivo, comestible y biodegradable como alternativa al plástico fue publicada originalmente en Wwwhatsnew.com por Natalia Polo.