Jarvis Cocker y Nick Banks se conocieron cuando apenas eran dos chavales que pasaban la adolescencia en Sheffield, una ciudad inglesa de medio millón de habitantes con una notable tradición musical: de sus calles han salido Def Leppard, Joe Cocker (ninguna relación con Jarvis) o más recientemente Arctic Monkeys. Cuando formaron Pulp, en los últimos estertores de los setenta, la música solo era un pasatiempo, “una excusa para soñar y conocer gente”, apuntan ambos sentados al sol de una terraza madrileña. “En aquella época podías dejar de estudiar, apuntarte a los beneficios complementarios y te pagaban. Era poco, muy poco, pero te permitía tener una banda que no tuviese ingresos”, señala Cocker mientras se coloca las gafas de pasta gorda y sonríe. “Luego Margaret Thatcher se cargó eso también”, remata.Seguir leyendo