Danny Boyle (Radcliffe, Inglaterra, 68 años) se sienta ante el periodista y se echa a reír. Al cineasta inglés se le dan bien las promociones y la charla comienza en 1994, en la presentación en el festival de San Sebastián de su primera película, Tumba abierta, una comedia negra. “Fue antes de todo, qué tiempos”, se carcajea el cineasta. Y por todo se refiere a Trainspotting, a 28 días después, al Oscar por Slumdog Millionaire y otras dos candidaturas por 127 horas, a La playa o Sunshine, a proyectos mucho menos brillantes, a su salida del universo 007 cuando preparaba una película de James Bond, a su enfado con David Bowie cuando no le cedió los derechos de sus canciones para un musical o a su brillante miniserie Pistols, sobre la mítica banda de punk.Seguir leyendo