Samaná: el perfume secreto y sostenible del Caribe

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Mientras escucho a Teresa Arizti explicar qué es un turoperador de viajes como Soltour , equiparándolo a una fábrica de perfumes que elabora un todo en uno: frasco, esencia y packaging, o en el clave turística: avión, hotel, seguro, traslado y excursiones, me pregunto cuáles serán las notas que compondrán el perfume de Samaná. Confío en descubrirlo en el recorrido que nos espera por esta península, paraíso natural del atlántico dominicano conocida por sus playas de arena blanca, montañas, ríos y exuberantes paisajes que lo convierten en destino de naturaleza. A lo que hay que sumar la apuesta por la sostenibilidad que tiene la región, con iniciativas como el Circuito de Turismo Sostenible de Samaná, que busca equilibrar el desarrollo económico con la conservación del medio ambiente y la participación de la comunidad. Para nuestra primera parada el acceso por mar es imprescindible y nada como cruzar la bahía de Santa Bárbara de Samaná, repleta de estrellas de mar, que se pueden observar a simple vista bajo las aguas cristalinas. Tras una media hora de viaje, en la parte sur, nos aguarda una de las de las joyas del sistema de parques nacionales de República Dominicana: Los Haitises, unos 800 kilómetros cuadrados en pleno Mar Caribe salpicados de innumerables mogotes o colinas de unos 40 metros repletas de vegetación tropical. «Los Haitises significa «tierras altas» o «montañas» en el lenguaje de los taínos, los antiguos habitantes de la isla», explica nuestro guía mientras detiene la embarcación tras el acercamiento de una lancha. Nos advierten que debemos esperar para acceder debido a la filmación de una película, y no es de extrañar, porque en este singular paraje se han rodado algunas de las escenas más impresionantes de Jurassic Park. Y no resulta difícil imaginar a los pterosaurios sobrevolando el conocido Cayo de los Pájaros, en el que hoy revolotean cientos de aves como pelícanos, tijeretas, charranes, dragaras, alcatraces... muchas endémicas y otras migratorias e incluso algunas en peligro crítico de extinción como el halcón de Ridgway. En el área protegida se han localizado más de 200 especies de aves y 700 plantas, así como importantes arrecifes coralinos y sus aguas son el hábitat de mamíferos marinos e innumerables especies de peces, crustáceos y moluscos. En tierra, especies como murciélagos, la jutía o el solenodonte. Pero además, este parque contiene la muestra más grande de manglar caribeño en el que predominan especies como el mangle rojo o el blanco. Recorremos en kayak el intrincado laberinto de canales que conforman estos árboles mientras te embarga una sensación de que caminan sin moverse, con pies múltiples, torcidos, enredados... raíces que descienden como antiguos dedos buscando secretos en la entraña del fango, y a cuyo olor se acaba uno acostumbrando. Protectores de la costa ante las tormentas, reducen la erosión y filtran tóxicos y exceso de nutrientes del agua evitando la contaminación en las costas. Constituyen, además, importantes aliados contra el cambio climático, ya que absorben grandes cantidades de dióxido de carbono, ayudando a mitigar el calentamiento global. «Si uno fija la atención podemos encontrar además de aves, tortugas, peces, moluscos, cangrejos, ostiones o el caracol burgao, muy importantes tanto para la alimentación de los pueblos de la costa como para la economía local», explica nuestro guía. A ritmo de palada, sientes que estás en un espacio donde no hay prisa, solo a merced del ritmo de la marea que entra y se retira. Tal vez con suerte podamos contemplar a los manatíes antillanos, habituales en las aguas de los cayos de manglar. Curioso que los guías turísticos apenas mencionen su existencia en un intento de protección hacia estos mamíferos marinos herbívoros que habitan en las aguas cálidas y poco profundas de la región. En Samaná se están realizando serios esfuerzos para conservar a los manatíes y su hábitat ya que sus hábitos costeros los exponen a la contaminación que llega al mar desde tierra adentro, a la colisión con las embarcaciones y a la caza ilegal. A pesar de los esfuerzos, la población en el país es pequeña y fragmentada. No se tiene un número exacto, pero se estima que está en serio declive, lo que hace urgente la implementación de medidas efectivas para su conservación. No en vano, su papel en el ecosistema marino es vital: al podar las algas que crecen alrededor de los corales, contribuyen a la salud de los arrecifes, que requieren luz solar para sobrevivir. Barreras de coral como las que rodean el cinco estrellas Bahía Príncipe Grand El Portillo o Grand Samaná, que protegen de las olas las espléndidas playas de arena blanca jalonadas de palmeras, en las que tras un intenso día de actividad se puede disfrutar de las comodidades del resort, refrescarse en las transparentes aguas o hacer snorkel para observar coloridos bancos de peces, caracolas reinas, peces león, escorpenas o incluso langostas. De hecho, algo que vuelve única a esta provincia es la gran belleza natural de sus fondos marinos. Entre los tipos de coral más comunes está el coral cerebro, con sus intrincadas estructuras que recuerdan a un cerebro humano; el elegante coral cuerno de alce, que se encuentra en estado crítico o el coral abanico de mar. Además de estos emblemáticos corales, la bahía de Samaná alberga otras especies importantes como el coral estrella, el lechuga y otros corales blandos. Su labor es clave: protegen la costa de la erosión, actúan como criaderos para innumerables especies de peces, crustáceos y moluscos, impulsando la pesca artesanal y el turismo sostenible. Después de un merecido baño en la playa de El Portillo, y un descanso a pie de cocoteros, árbol imagen del Caribe que trajeron hasta él los esclavos africanos, nada como disfrutar de una comida en los restaurantes del resort como The Fish Market, La Terrienne o Boavista eligiendo platos de la gastronomía local. Y si hay un protagonista absoluto en las recetas es sin duda el coco. De las cerca de 290.000 toneladas que se producen en la República Dominicana, la Península de Samaná concentra el 80%: más allá de una fruta, constituye un pilar de la gastronomía, la cultura y la economía. Así, no hay que perderse el pescado con coco, plato insignia de la zona, o el moro de gandules al coco. También se utiliza para artesanías, cremas, aceites... Se aprovecha todo. A mediados de agosto se celebra su fiesta, que transforma el Malecón de Samaná, cerca del Parque Santa Bárbara, en un vibrante escenario lleno de color, sabor y tradición. Por supuesto no faltarán en ellas dos de sus grandes bebidas, el ron dominicano y la mamajuana, que vierte ron, vino tinto y miel sobre una mezcla de una veintena de raíces con propiedades afrodisíacas y medicinales como la canela, canelilla, anís, pega palo, marabeli o palo indio. Ideal para combinar descanso, naturaleza y cultura local, Bahía Príncipe Grand Portillo es el lugar perfecto para unas vacaciones familiares con todo incluido. Su arquitectura está llena de referencias coloniales, una piscina central de más de 800 metros cuadrados (cuenta en total con tres y un parque acuático para niños) y 606 habitaciones con lujosas comodidades, siete restaurantes, siete bares, gimnasio y discoteca, y todo acorde con el increíble entorno natural de un resort que apuesta por la sostenibilidad. Ejemplo de ello son sus jardines convertidos en reservorio y laboratorio natural de especies autóctonas y protegidas. «Hemos emprendido acciones como eliminar el césped para dejar paso a cubiertas vegetales donde crecen plantas y árboles que, además dan cobijo a una importante biodiversidad. Tenemos variedades de palmas, caoba criolla, el árbol del nim que resiste a la sequía, el árbol del viajero que contiene en sus hojas aguas cuando las rasgamos, o la mágica ceiba, nuestro árbol sagrado por excelencia, centinela de la selva, que siempre ha sido venerado por los taínos que colocaban sus manos sobre ella para obtener fuerza y resistencia; o su frente en el tronco para obtener respuestas. Plantar una nueva ceiba cuando nace un niño, asegura que estará bien conectado a la tierra y protegido en su vida», señala el experto en botánica Esmerlín Moya. Este experto forma parte del equipo de la Fundación Eco-Bahía , iniciativa del Grupo Piñero que apuesta por el turismo regenerativo llevando a cabo proyectos de recuperación y manejo de fauna, fomento de flora nativa y conservación de recursos marinos. Así, implementa acciones para proteger el arrecife coralino de Samaná, las tortugas, los manatíes o el mantenimiento de áreas naturales como los manglares. Durante nuestra aventura tenemos la oportunidad de acercarnos al programa de tortugas marinas como la Caguama, Verde, Laúd, Tinglar y Carey que anidan en estas paradisíacas playas. Para su protección implementan acciones de monitoreo y protección de nidos en playas, observan y vigilan a las hembras que anidan para garantizar el proceso de desove, evalúan a ubicación de los nidos y, si es necesario, los reubican en corrales de incubación seguros, acompañan a las crías al mar en el momento de su nacimiento... Iniciativas todas que incluyen actividades de educación ambiental tanto para concienciación de la población local como para el fomento de un turismo más sostenible y responsable. Y para vivirlo en primera persona, tuvimos la oportunidad de participar en una sesión formativa con los alumnos del Liceo Profesor Berca Morales, con quienes además realizamos una jornada de reforestación en los terrenos del centro. Una inmersión de juventud, sobre todo teniendo en cuenta que durante unos días disfrutaremos del hotel Viva Wyndham Samaná, un only adults ubicado en las Terrenas con 286 habitaciones, algunas con piscinas privadas. La oferta gastronómica abarca desde lo mejor de la cocina asiática, italiana y caribeña con elementos de la norteamericana, toda preparada por chefs locales e internacionales y brindado por un equipo cálido y servicial. Cuenta con actividades para todos los gustos: clases de yoga, cocina o mixología, aquagym, , tenis, tiro con arco, voley playa, fútbol, gimnasio, catamarán… Todo lo necesario para disfrutar con opciones de excursiones a lugares cercanos como la Cascada El Limón. Un espectacular salto de agua de unos 50 metros de altura, sumergido en un exuberante bosque tropical que desemboca en una hermosa piscina natural, perfecta para nadar. Nos dirigimos a tomar el barco y dejamos atrás el malecón de Santa Bárbara de Samaná con sus icónicas casitas de colores, pequeños negocios desde los que salen aromas a café colado con cariño, a coco recién partido, a pescado frito sazonado con limón y orégano de patio. En el paseo que da a la bahía, y desde la que se divisan los puentes transitables solo a pie que unen los diferentes cayos, hay niños que juegan, perros que descansan y hombres que conversan del mar, de béisbol (deporte nacional) o de qué harían si les toca el boleto. Y, desde luego, de esto último tienen rato para hablarlo, ya que las casas de sorteos son algo habitual que salpica el paisaje de los pueblos dominicanos: la Lotería Nacional con su quiniela Gana Más de la tarde, de la noche y sorteos especiales; lotería Leidsa, on line; la Lotería Real con su Quinielita Real, Pega 4 Real...; la Loteka te toca con sus Megachances y Repartideras...; La Primera; LoteDom; la Suerte Dominicana.... Aunque para suerte, la nuestra, al embarcar rumbo a una de las actividades ecoturísticas más relevantes que tiene lugar en las aguas de Samaná: el avistamiento de ballenas jorobadas. Eso sí, cuando la aventura comienza con la frase «el mareo es psicológico» no sabes muy bien qué es lo que tendremos por delante. Nos acompaña Wilfredo Benjamín Kelly, guía turístico y uno de los impulsores del Circuito de Turismo Sostenible de Samaná, quien nos cuenta que se crió con su padre reparando barcos, sobre todo las pequeñas embarcaciones del lugar llamadas cholas, cómo cruzaba a nado la bahía jugando con ballenas o los increíbles atardeceres con los amigos de infancia en Cayo Levantado. «Cada año miles de ballenas jorobadas dejan atrás el Atlántico norte para viajar hasta las cálidas aguas del trópico, en donde se encuentran sus áreas de cría y reproducción. En 1986 se creó el Santuario de Mamíferos Marinos Bancos de La Plata y Navidad, una de las primeras áreas protegidas de su tipo en el mundo, el área marina protegida más grande de República Dominicana y el primer santuario de mamíferos marinos creado en el Océano Atlántico y a ella pertenece el Santuario de Ballenas Jorobadas en Samaná», señala Wifredo mientras interrumpe la explicación con un ¡gira a las 13!. Motores a tope nos dirigimos hacia el lugar donde un joven ballenato acaba de salir a la superficie para respirar. Habrá que esperar unos 15 o 20 minutos para volver a verle ya que mientras tanto permanecerá sumergido. Aunque seguimos virando de un lado a otro a toda velocidad cuando alguien localiza a algún otro ejemplar mientras intentas interiorizar eso de que el mareo es psicológico. «La Bahía de Samaná y sus aguas aledañas constituye uno de los principales puntos de reproducción y cría de ballenas jorobadas en el mundo. El 85% nacen en la Republica Dominicana, así que aunque su nombre científico Megaptera novaeangliae, haga alusión al lugar donde la observaron por primera vez, en Nueva Inglaterra, lo cierto es que tienen alma y cuna caribeña. El avistamiento, distancia incluida, está muy regulado para que nada de lo que se haga pueda tener impacto en los animales o en el hábitat», explica Wifredo. Increíble ver al pequeño ballenato salir del agua sobre todo sabiendo que sumergida y vigilante está su madre que puede medir más de 15 metros de largo y pesar más de 30 toneladas. Llegamos al límite de la temporada, ya que la mayoría ya ha regresado, pero el gran espectáculo se concentra en especial desde mediados de enero a finales de marzo, cuando machos de más de 40 toneladas saltando sobre el agua tratando de ganarse el favor y la atención de las hembras en un hipnótico cortejo que incluye largas y monótonas canciones que emiten bajo agua y que llegan a ser audibles en un radio de 30 kilómetros de distancia. Resulta recomendable complementar la experiencia de observación en plena naturaleza con una visita al Museo de las Ballenas de Samaná. Muchísimas son las opciones que existen para disfrutar la naturaleza de Samaná y de su turismo sostenible y responsable. Paseos a caballo, en buggies por maravillosas playas (algunas como el Rincón o Playa Bonita, consideradas entre las mejores del mundo), descubrir cuevas e increíbles lagunas como Blue Lake o la Gri Gri en Río San Juan, recientemente remodelada para preservar un tesoro natural del que viven más de setenta familias gracias al turismo guiado en embarcaciones o lugares paradisíacos como Cayo Levantado (que bien merece un capítulo aparte). «Reconocemos y promovemos acciones que contribuyen a la sostenibilidad turística, a partir de un modelo de gestión responsable que beneficie a la comunidad, a los visitantes y al medio ambiente», explica Lisette Gil, coordinadora del Circuito Samaná Sostenible, quien después vivir en Japón, Canadá o España, asegura que en Samaná ha encontrado su paraíso en una pequeña casa en una loma, sus once perros y un gato. «Cada una de las empresas que forman parte del circuito contribuye, desde cualquier eslabón de la cadena de valor, a reducir los consumos de agua, el uso de plásticos, promover un uso eficiente de la energía, trabajar en la regeneración de ecosistemas o el rescate cultural de la identidad local. Se están promoviendo muchas acciones sostenibles tanto desde la oferta como de la demanda. Hemos avanzado mucho, pero queda por recorrer», deja claro Gil, con quien podemos hablar justo unas horas antes de regresar a España. ¿A qué huele Samaná? Ahora lo tengo claro. Salitre, espuma y un toque de limón verde para sus notas de salida. Coco dulce, cacao y ron envejecido para las de corazón y unas notas de tierra cálida, fértil y alma de gentes para las de fondo. Así se lleva Samaná en la piel, en un perfume que no se encierra en frascos, que se respira como un viaje lento, como un abrazo del trópico que no se olvida. Todo en uno. Soltour oferta en exclusiva este destino único de la República Dominicana con vuelos desde Madrid hasta Santo Domingo y traslado a la Península de Samaná. La operativa cuenta con salidas todos los jueves y domingos hasta octubre. Además, en verano refuerza la frecuencia con una salida adicional los martes, disponible de junio a septiembre. Alojamientos. Los viajeros podrán hospedarse en magníficos hoteles en régimen de todo incluido como Bahía Príncipe Grand El Portillo , Bahía Príncipe Grand Samaná o Viva V Samana by Wyndham , (only adults). Playas y actividades . Hay opciones para todos: disfrutar de las maravillosas playas de los hoteles, de su oferta de actividades o de las excursiones que proponen.