(ZENIT Noticias / Cracovia, 05.06.2025).- En una época en la que los sacerdotes a menudo se encuentran en la encrucijada de la crítica pública y el agotamiento privado, un modesto movimiento espiritual en Polonia ha estado tejiendo silenciosamente una red invisible de apoyo, una oración a la vez.Durante más de dos décadas, la «Misión Betania de Apoyo a los Sacerdotes» ha estado conectando a laicos con sacerdotes individuales, no para mentoría, debate o supervisión, sino para una intercesión silenciosa y permanente. No se trata de un grupo de presión ni de un comité de reforma. Es algo mucho más antiguo y, quizás, más radical: una comunidad que cree que la mejor manera de ayudar a los sacerdotes es orar por ellos.Comenzó modestamente el 4 de febrero de 1999. La hermana Gabriela Bassista, conmovida al escuchar tanto las cargas como las alegrías de los sacerdotes, decidió responder no con críticas ni estrategias, sino con oración constante. El primer acto de Adoración Eucarística dedicado exclusivamente a orar por los sacerdotes reunió a tan solo ocho personas. Cada una se comprometió a acompañar espiritualmente a un sacerdote específico de por vida.Hoy, ese círculo de silenciosa devoción ha crecido a más de 8800 miembros, guiados por las Hermanas de la Familia de Betania, una orden fundada con la misión única de apoyar espiritual y pastoralmente al clero. Su labor se inspira en el legado del Siervo de Dios, el P. Józef Małysiak, quien creía que detrás de cada sacerdote se encuentra no solo un obispo, sino todo un pueblo.La Hermana Daria Tyborska, voz de la misión hoy, ofrece un conmovedor recordatorio: «Es fácil centrarse en lo que les falta a los sacerdotes. Es más difícil —y más santo— preguntarnos cómo les ayudamos a ser los pastores que anhelamos». En su opinión, la iniciativa no se trata de idealizar al clero, sino de recuperar una responsabilidad olvidada de los fieles: defender el sacerdocio mediante la oración, no solo con opiniones.La estructura es sencilla, pero profundamente personal. Cada miembro de la misión se empareja con un sacerdote, a quien acompaña en oración por el resto de su vida. Los participantes reciben una foto del sacerdote asignado, un libro de oración y una tarjeta de membresía, no como símbolos de pertenencia, sino como recordatorios de un voto hecho ante Dios.El rol no es pasivo. Es un acto intencional y comprometido de acompañamiento espiritual. Estos intercesores laicos se convierten en sombras invisibles para sus sacerdotes, invocando al Espíritu Santo y la intercesión de la Madre de Dios por ellos, día a día.La misión no se limita a la oración silenciosa. Cultiva activamente recursos y conexiones espirituales: un libro de oración en línea para las intenciones sacerdotales, un sistema para solicitar misas para el clero (vivo o fallecido), servicios mensuales de Adoración e incluso lo que llaman el «SMS de emergencia para sacerdotes», un canal discreto a través del cual el clero puede enviar peticiones urgentes de oración cuando la carga se vuelve demasiado pesada para llevarla solo.Una de las dimensiones más atractivas de la Misión Betania es su simplicidad contracultural. Afirma discretamente que los laicos tienen más poder del que creen, no a través del ruido, sino a través de la fidelidad. En una época en la que el sacerdocio suele verse a través de la crítica institucional o la distancia espiritual, este movimiento, discretamente, tiende un puente.La misión también desafía una suposición cultural más profunda: que la responsabilidad de la Iglesia recae únicamente en los ordenados. La Hermana Tyborska ve que esa mentalidad está empezando a cambiar. «La renovación de la Iglesia no solo se logrará con mejores programas o un liderazgo más fuerte», afirma. «Debe surgir de un sentido compartido de responsabilidad espiritual, tanto de los laicos como del clero».La misión se hace eco de la convicción de San Juan Vianney, quien dijo: «Tenemos los sacerdotes por los que oramos». En una época en la que es fácil caer en el cinismo o preguntarse si el sacerdocio es siquiera necesario, la Misión Betania ofrece un sí humilde y rotundo, eligiendo no la discusión, sino la oración; no la desesperación, sino la fidelidad.En los «Domingos del Sacerdocio» parroquiales, las Hermanas comparten su testimonio en las iglesias locales. Estos no son mítines ni eventos de reclutamiento; son momentos de reflexión que invitan a los fieles a ver el sacerdocio no solo como un rol, sino como una relación, y a ver el apoyo no como un halago, sino como una responsabilidad.Aquí no hay glamour ni protagonismo. Solo personas, a menudo invisibles, rezando por hombres que a menudo están exhaustos. Es una labor que se realiza mayormente en silencio, arraigada no en el idealismo, sino en la misericordia.Gracias por leer nuestros contenidos. Si deseas recibir el mail diario con las noticias de ZENIT puedes suscribirte gratuitamente a través de este enlace. The post Orar por los sacerdotes: religiosas polacas, laicos y el «SMS de emergencia para sacerdotes» appeared first on ZENIT - Espanol.