Aunque el deporte no tiene ni memoria ni paga lo que debe, el tenis se congratula de que Marcel Granollers y Horacio Zeballos celebren a lo grande su primer Grand Slam. Campeones, con mucho sufrimiento, ante la pareja británica Neal Skupski (35 años) y Jan Salisbury (25) por 6-0, 6-7 (5) y 7-5 en dos horas y 22 minutos. Parecía un sueño, un 6-0 en solo 24 minutos. Demasiado fácil. No era lo normal en su trayectoria profesional. Y sobre todo este curso cuesta arriba en el que apenas habían podido competir. Insiste Granollers en perseguir este sueño. Con 39 años y 40 de Zeballos, su pareja desde 2019, encuentran el justo premio a muchas horas de viaje, de trabajo en la sombra, de sufrimiento sin una recompensa de las grandes. Sobre todo en este curso que empezó con muy mal pie. Una lesión en el pectoral hizo saltar por los aires la programación del año. Sin jugar desde noviembre hasta marzo, donde empezaron casi de cero, en los torneos challenger, para coger ritmo, automatismos, volver a la rutina del comunicarse casi sin ver. «De esa situación mala hemos conseguido sacar algo bueno: una mentalidad mucho más fuerte, con mucha hambre de poder competir en todos los torneos. Desde que volvimos en marzo estamos entrenando muy bien, hemos bajado a torneos un poquito más bajos para coger rodaje, y a ninguno de los dos se nos han caído los anillos. Y hemos competido igual en el 'challenger' de Phoenix que en Roland Garros. Y eso hace mucho y une mucho a la pareja», explicaba el español. Y de ese sacrificio aprendieron también a sufrir en esta final competida hasta el extremo. Porque de ese 6-0 se pasó a una batalla en cada punto, obligados unos y otros a levantar el nivel porque las ganas de coronarse eran repartidas y los británicos ya habían hecho mucho daño en los cuartos de Roma (6-3 y 6-2). Así que había que estar muy atentos. Habían aprendido la pareja hispano-argentina. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica, y con el viento y la humedad de una Philippe Chatrier con el techo cerrada sufrieron mucho para desbordar a los británicos, que se llevaron por detalles el segundo set en el 'tie break' y hubo que recuperar el aliento para el capítulo definitivo. Allí, puntos explosivos, adrenalina a tope, un punto de Zeballos por el lateral de la red y más compenetración que nunca para sortear dos oportunidades de rotura y apretar al resto justo cuando era necesario, en ese duodécimo juego. Allí, con todo, con la cabeza llena de esos pasos por el circuito un escalón por debajo del profesional, las horas de viaje, de peaje, de rehabilitación y de espera; y los años de perseverar en el intento, de superar obstáculos y mantenerse ahí, a la caza de este sueño que por fin está en sus manos. Campeones de Roland Garros. Para Granollers, el primer Grand Slam de sus 30 títulos, en 58 finales. Y el sexto español en coronarse en dobles en la Philippe Chatrier después de que desfilaran por aquí Feliciano López y Marc López en 2016, Sergio Casal y Emilio Sánchez Vicario en 1990, Emilio Sánchez con Andrés Gómez en 1988 y Manolo Santana con Roy Emerson en 1963.