El colapso de USAID, la agencia de cooperación estadounidense y el mayor donante del mundo, junto con la retirada de fondos de otros países europeos, han colocado a África ante un espejo que refleja el grado de dependencia de la ayuda exterior, sobre todo en salud. Ahora, los recortes abren una nueva era, en la que los Gobiernos africanos se ven obligados a redefinir sus prioridades, según reconoce el doctor congoleño Jean Kaseya, director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de la Unión Africana. Seguir leyendo