La Casa Blanca ha ordenado el despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles tras dos días de disturbios provocados por una serie de redadas migratorias . Agentes federales irrumpieron en almacenes y comercios como Ambiance Apparel y Home Depot, con apoyo táctico y empleo de granadas aturdidoras y gases lacrimógenos contra los manifestantes. La operación, ejecutada por unidades de ICE y HSI, ha dejado al menos 45 detenidos , entre ellos David Huerta, presidente del sindicato SEIU California, acusado de obstrucción a la autoridad. Las protestas comenzaron frente al centro de detención federal y se extendieron por el centro de la ciudad. La policía declaró una asamblea ilegal y autorizó el uso de proyectiles no letales. En paralelo, se han registrado redadas en Florida, donde los agentes actuaron en supermercados y cadenas de comida rápida. La alcaldesa Karen Bass condenó la operación por «sembrar terror» , mientras el gobierno de Trump, por boca de su subjefe de gabinete Stephen Miller, defendió su legalidad y acusó a las autoridades locales de obstaculizar la aplicación de la ley. Según la fiscalía federal, los operativos responden a sospechas de empleo con documentación falsa. El consulado de México en Los Ángeles confirmó que al menos 11 de los detenidos son ciudadanos mexicanos y anunció asistencia legal. En Minneapolis, una redada similar en un restaurante mexicano también ha generado protestas, pese a que las autoridades la vinculan a delitos de lavado y narcotráfico. En todos los operativos, los agentes han actuado con pasamontañas, alegando amenazas previas en redes sociales. La ofensiva migratoria forma parte de la nueva estrategia del presidente Trump, que ha hecho de la inmigración una prioridad en su segundo mandato.