Igual que a Barcelona, el turismo de masas está tensionando otras ciudades europeas, y muchas de ellas ya se han puesto manos a la obra para regular el acceso de autobuses, limitar la llegada de cruceros o poner coto a las licencias hoteleras o los alquileres de temporada. Con estas medidas se intenta poner orden a las distorsiones que genera este fenómeno a los residentes habituales.Seguir leyendo....