La Policía Nacional trabaja con la hipótesis preliminar de que el suceso del barrio de Pacífico, en el que un joven venezolano de 21 años fue tiroteado a bocajarro en la parte posterior de la cabeza cuando regresaba a casa con su hermano y un amigo, no esté relacionado con un asunto de bandas. Ello no significa que el caso pueda dar un giro de 180 grados a medida que el Grupo V de Homicidios avance en una investigación de la que no forman parte, al menos de momento, los miembros de la Brigada Provincial de Información, expertos en este tipo de grupos. Los agentes de la Sección de Delitos Violentos de la Policía Científica regresaron ayer a la confluencia de las calles Téllez y Comercio, en el distrito de Retiro, para recoger uno o dos casquillos que atravesaron el escaparate de la lavandería de la esquina. El análisis de balística servirá para arrojar luz acerca del arma empleada y sus posibles relaciones con el mundo delincuencial en el que pueda moverse el pistolero, un tipo que actuó sin mediar palabra y con la cara semitapada. También las grabaciones de las cámaras resultarán clave para la identificación del vehículo empleado y la participación, si las hay, de terceras personas en la huida. Todo, mientras se investiga a la víctima y su entorno a fin de dilucidar la motivación de un ataque con claro sello de ajuste de cuentas. De hecho, el individuo descerrajó varios disparos sobre el joven, ingresado en el 12 de Octubre y cuyo estado de salud continúa siendo muy grave , y regresó al coche sin apretar el gatillo contra sus acompañantes. Totalmente asustados, ninguno de los dos se explicaba lo sucedido.