Estamos todos tan ocupados que hemos puesto a las máquinas a escribir nuestros correos electrónicos, para dedicarnos a quién sabe qué en el trabajo: hacer cosas, supongo, imprimir informes, mover papeles, quejarnos de las reuniones, agendar un café, cancelar una comida. Son textos que tienen un tufillo a IA que tira para atrás, con ese vocabulario de perspectiva y ventana de oportunidad que podría usar un diputado, además de una corrección gramatical que roza la psicopatía y que recuerda a la de esos escritores que se piensan que puedes ir preso por prescindir de una coma en virtud del ritmo, cuando el crimen más grave es aburrir al idioma que usas. Al leer la biografía de Elon Musk que había... Ver Más