Los socios escenifican dureza pero indultan y mantienen a Sánchez

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Alivio. Es el sentimiento principal que invade Moncloa tras la comparecencia más difícil de Pedro Sánchez, la que tuvo lugar este miércoles en la sesión matutina del pleno, la misma que tanto la oposición como los socios le habían exigido de manera urgente después de que el 12 de junio el demoledor informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil precipitase la renuncia de Santos Cerdán como número 3 del PSOE e hiciese estallar un escándalo que afecta a la credibilidad y a la viabilidad del proyecto político del presidente del Gobierno. Al alivio contribuyó, sin duda, el papel de los socios, que si bien endurecieron el tono , con momentos de gran intensidad como el discurso de la vicepresidenta Yolanda Díaz –horas después de conocer la muerte de su padre, el histórico sindicalista gallego Suso Díaz – no hicieron llegar la sangre al río, indultando una vez más al jefe del Ejecutivo. También tuvo palabras severas y grandilocuentes el portavoz de ERC, Gabriel Rufián , quien acusó a Sánchez de estar «bunkerizado» . El diputado independentista afirmó que «si esto se queda en tres listos que se repartieron unas mordidas, usted se tiene que quedar . Porque al Gobierno no se le puede tumbar con lo que tenemos sobre la mesa», y añadió a continuación que «si esto escala» ERC le pediría , «de hecho le vamos a obligar a que la gente decida» . Y todo ello porque eventualmente, explicó, «llegará un punto que usted no frene a la derecha y la ultraderecha, sino que su permanencia suponga que cuando entre lo haga para siempre». Nada que inquiete, de momento, a Sánchez. «Es lo que tiene vender la piel del oso antes de desollarlo», explicaba tirando de metáfora cinegética un miembro del Consejo de Ministros para explicar que a su juicio el presidente salió con vida, en parte, porque la oposición elevó mucho las expectativas sobre el pleno de ayer. Y también, explicaba este miembro del Gabinete, «por los errores del adversario, que también ayudan». En concreto, la lectura que hacen los socialistas es que Feijóo estuvo «desbocado» , sobre todo cuando lanzó en su réplica la acusación a Sánchez de haberse lucrado indirectamente de negociaciones de prostitución, una afirmación que levantó la indignación del Gobierno pero que nadie desmintió expresamente. Pero además, estiman que el líder de la oposición les dio aire cuando en ese mismo segundo turno arremetió directamente contra el PNV. La portavoz de los nacionalistas, Maribel Vaquero , tuvo que salir a contestarle, cambiando radicalmente lo que en su primer parlamento había sido una intervención de las más críticas contra el presidente , al que reclamó actuar y le planteó cuatro alternativas: la primera detallar lo sucedido y perimetrar las actividades delictivas para armar una mayoría en torno a una propuesta; la segunda una cuestión de confianza; la tercera la dimisión y la cuarta y última convocar elecciones . Sánchez pasó el trago en su primera comparecencia dedicando un cuarto de la misma a explicar que se equivocó en confiar en Cerdán y en creer en la «sencillez» de su vida en Madrid, como se sabe hoy en un ático en uno de los barrios más caros de la capital. Y a partir de ahí, y tras presentar las 15 medidas contra la corrupción negociadas con la OCDE , y sobre todo en su réplica, se lanzó en tromba contra el PP, acusando de gobiernos corruptos tanto a los de José María Aznar como a los de Mariano Rajoy. Y añadió un tercer Gabinete de la historia democrática, presumiendo además de no dar una respuesta sectaria: el de Felipe González, varios de cuyos casos de corrupción citó expresamente, aunque en el último momento, ya desde la tribuna, evitó dar nombres propios que hubieran elevado aún más el momento, como el de Alfonso Guerra, además del de Luis Roldán o el de Rafael Vera. Tuvo mucho cuidado y elogió el papel de González como «gran presidente» y «transformador y modernizador de España» , pero puso más distancia aún con el refundador del partido en la transición y a cambio presumió de que José Luis Rodríguez Zapatero y él mismo han presidido los gobiernos «más limpios» de la historia. El suyo con un exministro imputado en el Tribunal Supremo (TS) y un secretario de Organización pernoctando ya en la cárcel de Soto del Real. El primero, José Luis Ábalos, le evitó el trance de haber estado presente, aunque nada se lo hubiera impedido dado que aún mantiene su acta de diputado en el Grupo Mixto. El presidente estará hoy en Roma, donde participará en la Conferencia Internacional para la Reconstrucción de Ucrania . El burladero de la política internacional, una vez más, le permitirá olvidar por unas horas el calvario doméstico. Pero la guardia sigue alta en el palacio de la carretera de la Coruña ante lo que pueda estar por venir en el futuro inmediato.