La Asociación de Mujeres Feministas Radicales de Andalucía (AFRA Mujeres) se ha unido a Unidad Progresista de Apoyo a la Discapacidad y la Dependencia (Upadd), junto a mujeres con autismo y madres de hijas con TEA, para alzar la voz contra lo que califican como un intento de “borrado” del Trastorno del Espectro Autista por parte de la Real Academia Nacional de Medicina de España (RANM). A esta iniciativa se han sumado también diversas organizaciones del movimiento de mujeres y asociaciones de personas con discapacidad.El detonante de la polémica es la decisión de la RANM de reemplazar el término “trastorno” por “condición” o “identidad autista” en su denominación oficial del TEA. Las firmantes del manifiesto advierten que este cambio supone una invisibilización de las dificultades reales que enfrentan las personas con autismo y otras discapacidades, y lo consideran una grave vulneración de sus derechos.“El Trastorno del Espectro Autista (TEA)”, subraya el texto, “se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social, así como por patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento”. Así lo recoge el manual diagnóstico DSM-5, en el que se basa el reconocimiento clínico internacional del TEA. Cambiar esta definición, denuncian, implica negar la realidad médica y funcional que enfrentan quienes conviven con este diagnóstico.En una nota, explican que los criterios clínicos establecidos por el DSM-5 incluyen dificultades en la reciprocidad socioemocional, problemas en la comunicación no verbal (como el contacto visual o el lenguaje corporal), y obstáculos en el desarrollo de relaciones sociales. A ello se suman comportamientos repetitivos, rigidez extrema ante cambios de rutina, intereses muy restringidos o respuestas atípicas a estímulos sensoriales. Además, el TEA puede presentarse con o sin deterioro del lenguaje, déficit intelectual u otras condiciones asociadas.Consecuencias "devastadoras"Las asociaciones advierten también que el TEA suele coexistir con otros trastornos que impactan directamente en la calidad de vida, como la ansiedad, la depresión, el TDAH o las alteraciones sensoriales y motoras. Por eso, insisten en que el enfoque diagnóstico y terapéutico debe ser integral, especializado y multidisciplinario, con atención a las múltiples comorbilidades que afectan la salud física y mental de las personas con autismo.Sustituir el término “trastorno” por “identidad”, alertan las firmantes, tendría consecuencias "devastadoras". Por ejemplo, impediría diagnósticos, eliminaría el acceso a terapias y ayudas económicas, pondría en riesgo el empleo protegido, y desmantelaría redes de apoyo y entidades especializadas. Además, advierten que las terapias psicológicas y ocupacionales podrían ser clasificadas como “terapias de conversión”, lo que provocaría su prohibición legal. Todo ello desembocaría en la derogación de políticas públicas que actualmente protegen a las personas con TEA.Por estas razones, exigen a la Real Academia Nacional de Medicina de España que rectifique de forma inmediata y restituya la denominación original de Trastorno del Espectro Autista. También reclaman al Ministerio de Sanidad y al de Políticas Sociales que blinden en la Constitución los derechos y protecciones legales de las personas con TEA y otras discapacidades. El objetivo final, concluyen, es garantizar su atención, bienestar y dignidad.