El Eurogrupo pasa factura a España

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Con la excusa de favorecer el consenso, la súbita retirada de Carlos Cuerpo como aspirante a presidir el Eurogrupo representa el segundo fracaso del Gobierno en un organismo al que en su día se postuló Nadia Calviño y que en esta ocasión vuelve a dar la espalda al candidato de una Moncloa que gasta munición en fuegos de artificio. Cierto es que el actual equilibrio comunitario de poderes, con mayoría conservadora, daba escaso margen a Cuerpo, pero también que las credenciales del ministro de Economía no eran precisamente las mejores. La socialdemocracia europea poco tiene que ver con el intervencionismo que, cada vez con menos disimulo, practica Sánchez, como tampoco la espantada de la última cumbre de la OTAN o el incumplimiento de las reformas comprometidas con Bruselas contribuyen a recuperar para España la imagen, hace tiempo perdida, de socio fiable y solidario a la hora de pagar. En la Europa del pragmatismo, la demagogia es un lastre.