Un bebé prematuro ha fallecido tras un parto de emergencia en una ambulancia de los Bomberos Voluntarios que trasladaba a su madre al hospital. El recién nacido llegó con vida al Hospital de Leiria, en el centro del país, pero murió pocos minutos después de ingresar en urgencias. Es el tercer caso similar registrado en Portugal en las últimas semanas, lo que ha vuelto a poner el foco sobre la saturación de los servicios de obstetricia. En este último caso, la mujer embarazada, con 26 semanas de gestación, solicitó asistencia médica telefónica, tras experimentar contracciones y sangrado. Una ambulancia fue enviada de inmediato a la localidad de Nazaré para llevarla al hospital más cercano, situado a 25 kilómetros. El parto se produjo en el interior del vehículo , que contaba con soporte vital inmediato, cuando se encontraban a escasos diez minutos del hospital. El bebé nació con vida , pero falleció poco después. El Hospital de Leiria lamentó la pérdida e informó de que «se llevaron a cabo los procedimientos habituales», por lo que, en este caso, no podría haberse actuado de forma más rápida. Sin embargo, la muerte se suma a otros dos casos recientes ocurridos en ambulancias portuguesas. El primero tuvo lugar hace una semana, cuando una embarazada de Barreiro, al sur de Lisboa, perdió a su hijo tras sufrir una hemorragia y esperar más de dos horas y media tras llamar al número de emergencias 112. Aquella noche, las urgencias de obstetricia de varios hospitales estaban cerradas: el de Setúbal (el más cercano a su domicilio), el Hospital de Santa María y la Maternidad Alfredo da Costa, ambos en Lisboa. El bebé murió antes de llegar al Hospital de Cascais. El segundo caso se remonta a finales de junio. Una mujer de 37 años, embarazada de 40 semanas, acudió en varias ocasiones a distintos hospitales aquejada de fuertes dolores. En todos ellos fue enviada de vuelta a casa , con la afirmación de que el feto se encontraba en buen estado. En su última visita al Hospital de Cascais, se le informó de que no podía ser ingresada por falta de camas. La mujer se negó a regresar a su domicilio y fue finalmente derivada al Hospital de Santa María, en Lisboa, donde se decidió inducir el parto. El bebé nació con un peso de cuatro kilos y medio, pero con un ritmo cardíaco muy débil, y pese a las maniobras de reanimación, falleció poco después. La presidenta de la Federación Nacional de Médicos, Joana Bordalo e Sá, expresó su preocupación por el aumento de nacimientos en ambulancias y consideró que «no es normal» que ya se hayan registrado 36 partos en estas condiciones en lo que va de año , frente a los más de cincuenta contabilizados en 2023. La situación ha generado un intenso debate público . La ministra de Sanidad, Ana Paula Martins, lamentó las muertes recientes, pero rechazó cualquier responsabilidad gubernamental asegurando que «ninguna de las muertes podría haberse evitado, ya que la medicina aún no lo resuelve todo». En declaraciones al canal SIC Notícias, Martins admitió que «aún no se ha hecho todo lo que se podría haber hecho» y reconoció que la situación en la región de Setúbal es «la más crítica del país en el área de obstetricia». Desde hace meses, numerosas urgencias de ginecología y obstetricia permanecen cerradas durante fines de semana y festivos por falta de médicos. Esta situación obliga a las mujeres embarazadas a desplazarse a hospitales lejanos, en trayectos que, en algunos casos, superan los 50 kilómetros. Los hospitales más afectados se concentran en el área metropolitana de Lisboa, donde la alta densidad de población agrava aún más la presión sobre los servicios disponibles. A pesar de ello, la ministra de Sanidad ha declarado que «la situación es mejor que hace un año», aunque reconoció que está «lejos de ser perfecta». La falta de recursos humanos —especialmente de médicos y enfermeros— ha sido señalada como una de las principales causas del cierre de servicios. Martins anunció que, a partir de septiembre, el Hospital de Almada mantendrá abiertas sus urgencias de forma permanente. También está previsto que, tras el periodo vacacional, comiencen las negociaciones con los sindicatos para la creación de «urgencias regionales». La presidenta de la Federación Nacional de Médicos, sin embargo, acusó al Gobierno de seguir sin aplicar «medidas estructurales para salvar la Sanidad Pública» y advirtió que las soluciones planteadas son insuficientes. «Las embarazadas tendrán que seguir recorriendo muchos kilómetros para llegar a un hospital» , declaró. Además, denunció que los problemas no se limitan a Lisboa y su entorno: los hospitales de Braga y Aveiro también presentan dificultades. La responsable, recordó, además, que más de un millón y medio de portugueses no tienen actualmente médico de familia.