Ahora, con la IA omnipresente, desarrollar un proyecto de software podría parecer tan fácil como darle a un botón. ¿Y si esa simple petición que le estás haciendo a Claude Code / Gemini CLI / Grok Code se convierte en el próximo 'unicornio' digital? ¿Y si es tu boleto al éxito y a la lista de los más ricos?Este es el sueño —o más bien, la apuesta— de millones de desarrolladores hoy en día. Lo que antes era un proceso meticuloso y estructurado, hoy se ha transformado en una experiencia adictiva de recompensas rápidas, compulsión y expectativas desmedidas.Así, el vibe coding recuerda mucho a visitar un casino, ¿verdad? Esa es precisamente la teoría que ha lanzado en su blog Evrim Öztamur, un programador con formación financiera.¿Qué es el vibe coding?Cuando oyes a algunos definir el vibe coding, parece que fuera una forma de programar en la que el usuario se sumerge en una dinámica de trabajo continua y sin fricciones gracias al apoyo de la IA.Así, en lugar de seguir metodologías estructuradas, el programador delega tareas repetitivas —y a veces complejas— en los agentes de IA, que se encargan de generar el código, depurar los errores, sugerir mejoras o incluso construir prototipos enteros.Esta experiencia puede resultar extremadamente gratificante: avanzar rápidamente, superar bloqueos técnicos en segundos, y sentir que se progresa sin esfuerzo. Sin embargo, como advierte el autor del artículo,"el vibe coding es tan fácil como tirar de la palanca de una máquina tragamonedas".Y ese es precisamente el problema.Cómo la IA explota nuestro cerebroEl mecanismo que subyace bajo el vibe coding es conocido desde hace años en la industria del juego: el bucle de compulsión ('compulsion loop'). Este patrón de comportamiento explota nuestro sistema dopaminérgico con una secuencia clara: anticipación, desafío, recompensa.En el contexto del vibe coding, el ciclo se ve así: Anticipación: la promesa de un proyecto genial que puede volverse viral, conseguir usuarios o hasta ser adquirido por una firma de capital de riesgo. Desafío: tareas arduas como diseño, arquitectura, pruebas o marketing. Aquí es donde el programador, buscando atajos, recurre a agentes de IA. Recompensa: una solución parcial, un prototipo funcional, o simplemente la ilusión de progreso. En Xataka La dopamina es una de las hormonas más conocidas de nuestro cuerpo. En realidad es mucho más que eso Este bucle activa nuestro sistema de dopamina, nos mantiene enganchados y nos impulsa a seguir repitiendo la acción, incluso si el beneficio real es mínimo o ilusorio.Según estudios de la industria del juego (como Addiction by Design), esta dinámica nos sumerge en un estado mental donde el usuario pierde noción del tiempo y del valor real de lo que está haciendo.Casinos digitales disfrazados de plataformas de desarrolloEl paralelismo no es casual. Según el autor, plataformas como Kilo Code no son muy distintas de los casinos online: ambas ofrecen 'créditos gratuitos' como anzuelo, incentivan el uso compulsivo, y se apoyan en comunidades entusiastas que celebran cada pequeño logro.Pero al final, el objetivo es el mismo: convertir a los usuarios en clientes recurrentes y maximizar su lifetime value (valor del cliente a lo largo del tiempo).Sin embargo, las plataformas de vibe coding no actúan solas: se apoyan en un ecosistema de redes sociales, influencers y comunidades que glorifican la creación exprés de software. Así, docenas de vídeos virales en TikTok prometen que"Crear una app rentable es tan fácil como chatear con tu agente de IA".Mientras tanto, foros como Hacker News se llenan de microproyectos desarrollados en fines de semana, muchos con integraciones de Stripe, esperando atraer inversión o viralidad.Este fenómeno recuerda al auge de las cripto durante la pandemia: promesas de independencia financiera, tokens gratis, marketing agresivo y usuarios ingenuos invirtiendo tiempo y dinero en productos sin viabilidad. Con una diferencia clave, como apunta el autor:"Los agentes de IA sí son útiles, a diferencia de esas estúpidas imágenes de monos". En Genbeta El creador de Flappy Bird alucina: "No tengo ninguna relación con ese juego… ni apoyo criptoestafas". Todo esto nos hace sospechar Contaminación del software y desgaste cognitivoMás allá del riesgo económico, el artículo alerta sobre la creciente "contaminación del software". Miles de microproyectos generados automáticamente inundan el ecosistema digital con soluciones efímeras, redundantes o mal diseñadas. Esto no solo desperdicia recursos computacionales, sino que también degrada la calidad general del desarrollo tecnológico.Además, el desgaste psicológico del vibe coder no es menor: jornadas enteras encadenado a una interfaz que genera código a medias, consume tus créditos gratuitos y te empuja a pagar más por resultados inciertos.¿Cómo resistir?Frente a esta dinámica adictiva, el autor propone algunas máximas sencillas pero útiles: Sé consciente del tipo de proyecto en el que trabajas y del valor real que aporta. No quemes recursos (ni neuronas) por cada idea fugaz que se te pasa por la mente (o, mucho peor, que te proponen en redes). Desconfía de quienes te venden herramientas con la promesa de "hacerte rico con IA".La solución no es renunciar a la tecnología, sino abordarla con pensamiento crítico. Porque, como en el juego, el truco está en saber cuándo dejar de tirar de la palanca.Imagen | Marcos Merino mediante IAEn Genbeta | La programación de software cambia para siempre con el 'vibe coding'. ¿Lenguajes a saber? Español. ¿Y el trabajo pesado? Para la IA (function() { window._JS_MODULES = window._JS_MODULES || {}; var headElement = document.getElementsByTagName('head')[0]; if (_JS_MODULES.instagram) { var instagramScript = document.createElement('script'); instagramScript.src = 'https://platform.instagram.com/en_US/embeds.js'; instagramScript.async = true; instagramScript.defer = true; headElement.appendChild(instagramScript); } })(); - La noticia El inesperado paralelismo entre el 'vibe coding' y las tragaperras. Este programador explican cómo logran que el usuario se 'enganche' fue publicada originalmente en Genbeta por Marcos Merino .