En pleno Pico Sano, y con tan sólo 39 habitantes, este pueblo asturiano merece ser visitado por lo menos una vez en la vida. Descubre el encanto medieval y sus tradiciones que perduran en el tiempo.Vista aérea de Bandujo, una aldea colgada en las laderas del monte Pico Sano, donde las casas se agrupan en forma circular, un diseño defensivo típico de los antiguos núcleos medievales asturianos.Cuando pensamos en Asturias, a muchos se nos viene a la cabeza el verde intenso de sus paisajes, los acantilados sobre el Cantábrico, y pueblos marineros tan populares como Llanes o Cudillero. Pero más allá de estas postales conocidas, existe una aldea medieval que ha resistido al paso del tiempo como pocas, a 700 metros de altitud y alejada del turismo de masas.Un tesoro medieval oculto en las montañas asturianasSu nombre es Bandujo, o Banduxu, en asturiano, y es uno de los secretos mejor guardados del Principado. Se encuentra en el concejo de Proaza, en pleno Parque Natural de Las Ubiñas-La Mesa, un entorno protegido de gran valor ecológico.A pesar de estar a solo 45 kilómetros de Oviedo, llegar hasta allí no es una tarea sencilla: la carretera es estrecha y serpenteante, lo que contribuye a su aislamiento y, paradójicamente, a su excelente conservación.Bandujo, Proaza, Asturias. pic.twitter.com/tEXPQ6mZHi Don Pedro de Baigorry y Ruiz (@MiguelLuisSanz1) April 27, 2025Bandujo no es solo un pueblo bonito: es un viaje al pasado. Con apenas 40 habitantes, se mantiene prácticamente intacto desde la Edad Media, tanto en su arquitectura como en muchas de sus costumbres.Un viaje a la Edad Media entre hórreos y torreonesLas primeras referencias documentales de Bandujo datan del año 912, cuando se menciona su iglesia parroquial, Santa María. Aunque el templo actual fue reformado en el siglo XII, todavía conserva elementos románicos y detalles originales.Artículo relacionadoRuta del Cares: naturaleza salvaje, puentes y precipicios en la ruta más impactante entre Asturias y LeónJunto a ella, destaca la Torre de Bandujo, también conocida como Torre de Tuñón, una estructura defensiva medieval que se ha convertido en símbolo del pueblo. Es una de las torres mejor conservadas del norte peninsular que formaba parte del sistema defensivo de los valles interiores de Asturias.El trazado urbano de Bandujo es otro de sus grandes tesoros: calles empedradas, casas de piedra con tejados de pizarra, y una abundante presencia de hórreos y paneras (los graneros elevados típicos de la región) que aún se usan como antaño. El conjunto arquitectónico ha sido protegido para evitar alteraciones que desvirtúen su carácter original.Tradiciones vivas en una aldea congelada en el tiempoA pesar de su tamaño tan pequeño, Bandujo mantiene vivas muchas de sus tradiciones. Aquí se sigue hablando en asturiano y se conservan costumbres rurales transmitidas de generación en generación. La vida es pausada, ligada al ritmo del campo y a la naturaleza que lo rodea.Así luce hoy Bandujo #asturias #proaza #bandujo #primavera #spring @TurismoAsturias pic.twitter.com/6bozvemgA2— Pepe G M (@jgarciamoriyon) April 2, 2021No hay bares, ni tiendas, ni carteles turísticos. Bandujo no está diseñado para el visitante: simplemente está ahí, esperando a ser descubierto por aquellos que buscan autenticidad. Por ello es habitual ver a sus habitantes cuidando del ganado o reparando techos de piedra como lo hacían sus antepasados.Un cementerio sin nombres propios y una memoria compartidaOtra de las tradiciones más curiosas de este pueblo asturiano es la gestión comunal del cementerio: nadie posee una tumba en propiedad, y cuando alguien fallece, sus restos ocupan el lugar del difunto más antiguo. Artículo relacionadoEl fascinante turismo bajo tierra de AsturiasAdemás, cada 2 de noviembre, los vecinos rinden homenaje a sus antepasados cubriendo las sepulturas con tierra y pétalos de flores, como dictan las costumbres heredadas. Es un rito silencioso y colectivo que honra la memoria y reafirma el vínculo con los que ya no están, tal y como lo hacían sus antepasados siglos atrás.