Nuevas investigaciones demuestran que la privación de sueño prolongada activa procesos de autodestrucción neuronal y desregula el sistema inmunológico. El cerebro comienza a “devorarse” y el cuerpo entra en un estado de inflamación constante, incluso tras solo una noche sin descanso. Los científicos advierten: dormir mal podría desencadenar un colapso interno.