Hugh Herr era un adolescente apasionado del alpinismo que sufrió la pérdida de ambas piernas hace 43 años, después de que se congelaran y dañaran sus tejidos durante una escalada en el monte Washington (Nuevo Hampshire, EE UU). La tragedia personal no solo redefinió su vida, sino también su propósito: transformar para siempre la tecnología al servicio de las personas amputadas. Hoy es uno de los mayores expertos en biónica del mundo; y acaba de dar a conocer un avance que rompe una barrera del diseño de las prótesis que no ha cambiado mucho desde hace décadas. Por fin, una pierna biónica va más allá de restaurar la movilidad.Seguir leyendo