Superman Vs. Wonder Woman: DC Edición facsímil

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Edición original: Facsimile Edition Limited Collectors’ Edition C-54 USAEdición nacional/España: PaniniGuion:Gerry ConwayDibujo:José Luis García-LópezEntintado:Dan AdkinsColor:Jerry SerpeTraducción:Gonzalo QuesadaFormato: 72 páginas. A color. Grapa.Precio:15 €Cruz de navajas por una mujer«Aunque sea una mujer… ¡Nadie me trata así!»Mientras esperamos otras reseñas de clásicos más gruesas, se nos quedó en el tintero esta (mujer) maravilla de tiempos pretéritos en edición facsímil. Si bien ha sido referenciada en Zona en dos ocasiones, por dos supermanes como Javier Agrafojo y Juanjo Carrascón, creo que seremos capaces de sacaros algún dato nuevo ¿Pero de qué hablamos? ¿No habéis pillado las pistas? ¡Del enfrentamiento titánico entre Superman y Wonder Woman!Esta obra se la debemos, en un principio, a la revolucionaria Jenette Kahn, entre otros muchos favores a la platea deceíta. Nos referimos en este caso a su espíritu innovador, en el que las viejas y tradicionales reediciones de la vieja DC no tenían cabida. Así, la vetusta aunque celebrada y en tamaño tabloide Limited Collector’s Edition, pasaría a bajo su mando a ofrecer nuevo material bajo el nombre (pero idéntica numeración) de All-New Collectors’ Edition.Si bien comenzaría con nuevas y nunca reclamadas historias de Rudolf, el Reno de Nariz Roja (entendemos debido a que también este tierno personaje abrió la veda de los Limited y, aún más sorprendentemente, protagonizó buena parte de ellos), el siguiente ejemplar sería por fin el que referenciamos, el número C-54 (en tiendas en octubre del 77 y fecha de portada de Enero de 1978) titulado, sin mucha imaginación pero buen sentido del marketing, “Superman vs. Wonder Woman.”Contando el formato y la espectacularidad del enfrentamiento, no cabe duda que el plato fuerte de la obra (y por tanto reclamo de ventas) era y sigue siendo esa mezcla perfecta de trabajo, iconicidad y elegancia llamado José Luís García López. Pero no por ello hay que quitarle mérito a su escritor, esa receta mágica entre solvencia, mito y estilo bajo el nombre de Gerry Conway.Einstein de ahí me suenaConway tenía todas las papeletas para encargarse por varios motivos: había sido escritor de Superman, guionizaba por aquel entonces Wonder Woman y había pillado el tranquillo a este tipo de especiales como demostró en otra obra adorada por el fandom como es el mitiquisísimo (no me atosiguéis los defensores de la Real Academia, que si no existe esa palabra debería inventarse para esta obra) Superman vs The Amazing Spider-Man. Y aunque sólo tuviera 25 añitos por entonces, ya tenía casi 10 años de experiencia en el negocio (si, no me he equivocado con los cálculos, empezó con 16.)El guionista sigue la estructura que se le pedía, pues efectivamente responde a lo visto previamente de presentar a ambos, choque y resolución. Aunque si es cierto que, al darle el envoltorio de un expediente militar secreto, algo de originalidad sí que le aporta. Pero lo verdaderamente sorprendente es que los protagonistas no siguen el manido equivocación, enfrentamiento, disculpas y alianza, sino que ambos se pelean por una digna diferencia moral.El relato se desarrolla en Tierra 2 (con sus más y sus menos, como ya veremos), en junio de 1942 para ser exactos. Así que estamos en los albores de la participación americana en la Segunda Guerra Mundial y de la creación de la bomba atómica dentro del Proyecto Manhattan. El problema es que el proyecto es descubierto por Supes y Wondy, confiando el primero en la moral americana y siendo la segunda la que considera sabiamente que nadie debe poseer ese tipo de arma de destrucción masiva.Por cierto, que el descubrimiento de Superman es más casual, pero el de Wonder Woman conlleva una disfrutable subtrama de espionaje. A lo que vamos, el enfrentamiento será inminente e inoportuno, porque surgirá en el mismo momento que el enemigo, también conocedor de la bomba, intente apoderarse de ella ¡Y qué enemigo! Alemanes y japoneses de la mano del Baron Blitzkrieg y Sumo el samurái.El primero sólo había tenido una aparición previa, con origen incluido, en World’s Finest #246, pero su porte Dr Doomesco le daría enjundia necesaria para seguir apareciendo después. Sumo es creado para la ocasión, pero el propio Conway lo volvería a utilizar en Wonder Woman para darle su final. El que bien utilizaría tanto uno como otro a base de retrocontinuidad de la buena sería, cómo no, Roy Thomas. No contento con sacar repetidamente al primero en su soporífero encaje de bolillos All-Star Squadron, rizaría el rizo en los noventeros Young All-Stars para embutir esta misma historia en el universo DC post Crisis.La cosa era difícil, porque ni Superman ni Wonder Woman existían durante la WWII en el nuevo universo DC. Pero además Conway, en su momento, también metió algunos fallos de continuidad. Algo estrepitosos, si cabe, pues Supes y Wondy lucen sus modernos trajes de Tierra 1 en los años 40 y Clark y Lois trabajan para Perry White en el Daily Planet en lugar de para George Taylor en el Daily Star, que sería lo correcto para Tierra 2. O incluso sutiles, pues el Supes de Tierra 2 no era capaz de una proeza como viajar a la luna por su propio “pie”.Ese escorzo de rostro no os recuerda a Reeve?Sin embargo, otras tantas pistas hacen creer que fueron a propósito. Por lo pronto, Conway escribía dos cómics asentados en Tierra 2 como la propia WW y World’s Finest. Pero es que el editor de este especial es Joe Orlando, amante de este tipo de detalles, no menos que el entomólogo oficial de DC por aquella época E. Nelson Bridwell. Para colmo en el tebeo se reseña el mencionado WF #246 (ergo, se considera en continuidad) y no aparece en ninguna de las Tierras alternativas “oficiales” del compendio de la edición absolute de Crisis.Conclusión más factible, esos aparentes fallos para los fanáticos que somos, no son sino detalles para no despistar a un público mucho más amplio como era el objetivo del especial. Kahn, probablemente, no quería alejar a potenciales nuevos seguidores que hubieran visto extraño unos Superman y Wonder Woman con unos trajes más añejos y un director y periódico que ya nadie recuerda.Un último detalle son unas ruinas de una civilización perdida y destruida por un holocausto nuclear que los héroes descubren en la Luna, la cual nunca había aparecido antes y por supuesto de la que nunca más se supo. Pero claro, era el típico truco de cómic provinciano (anda que no habrá razas alienígenas y culturas perdidas entre Marvel y DC) para dar más énfasis al mensaje de la historia.Porque la moraleja es brutal, no lo neguemos. Diana tiene razón al temer lo que ser humano pueda llegar a hacer con semejante bomba. Y aunque el propio Franklin D. Roosevelt le promete en el cómic que no se utilizará bajo su mando, todos sabemos (y Conway, negramente irónico el primero) que su sucesor en el mundo real, Harry S. Truman, sí que autorizaría su uso “para acabar la guerra”. Vale la pena recordar en estos tiempos aciagos que las explosiones de Hiroshima and Nagasaki asesinaron a 200.000 personas (aparte de otras escalofriantes cifras y consecuencias), y la muy discutible razón para su uso quedaría eclipsada por la terrible carrera armamentística a la que dieron comienzo.Ahora sí, digo yo, podemos dar rienda suelta al arte del español en origen, argentino en el corazón y afincado en los USA, García-López. El especial está hecho para su lucimiento y que éste produzca ventas, y según parece no hubo problema ninguno en lo segundo. De lo primero, cualquiera puede seguir dando cuenta de ello. Es un disfrute de principio a fin.El formato gigante ya ayuda, pero es que además el artista no escatima esfuerzos. Es cierto que prima la espectacularidad frente a esa capacidad que tiene García-López de captar las posturas más sutiles y cotidianas, aunque algo de eso hay en las escasas viñetas que no son de acción, como cuando Lois o Diana de paisano hacen acto de presencia. Por no menospreciar ese plano general del cuartel de estrategia militar, pese a lo arriesgado de la perspectiva y la composición.También merecen destacarse los rostros de personalidades del momento, entre científicos, militares y políticos, muy bien captados. Y hablando de caras, se rumoreaba que el dibujante había tenido acceso a fotografías de Christofer Reeve a la hora de dibujar la de Superman o Clark, pues por las fechas no era de extrañar. Pero en alguna entrevista lo ha desmentido con un elegante “la similitud que la gente encuentra con el Superman de Christopher Reeve es porque Christopher Reeve era el perfecto Superman.”Tratar con «Sumo» cuidadoPero lo dicho, las escenas de acción son lo realmente fuera de la común. Algunas composiciones son especialmente admirables, como cuando Wonder Woman lanza con una llave a Superman y podemos ver tanto a éste chocando como a ella reflejada. El dominio de las proporciones y la anatomía hacen a García-López “fácil” el retorcer los cuerpos y las perspectivas sin que se resienta la veracidad. Alguna postura sí que sonará forzada, pero claramente se puede achacar al pobre entintado de Dan Adkins o simple color de Jerry Serpe. El primero tuvo tiempos de gloria como asistente de Wally Wood y es cierto que hace un trabajo correcto, pero quien no hubiera soñado con ver este trabajo en manos de Dick Giordano (pese a ser tan acaparador estilísticamente).Y el segundo es poco defendible pese a las groseras técnicas de la época, pues ya hacía más de una década que artistas como Neal Adams habían demostrado que era posible ser más delicado con ellas. Baste decir que para la impresionante portada se recurrió a alguien con más dominio en el coloreado como era Tatjana Wood.Sin embargo, hoy no voy a recurrir al color para convenceros de adquirir esta joya de facsímil, sino que iré a un simple y directo “el tamaño sí que importa”. La única edición tabloide española (que también estaba algo reducida respecto a la original) era algo lamentable, pues para reducir el número de páginas se había eliminado la primera y se habían reducido algunas de las espectaculares splash pages dobles. Todos tenemos cariño a Bruguera, pero es un Síndrome de Estocolmo tipo Vértice. Las dos de ECC, Superman contra el mundo en versión Grandes autores… y el coleccionable Salvat, son correctas (y traen otro interesante material) aunque a tamaño muy reducido.Así que si queréis disfrutar de esta curiosidad de finales de los setenta, ambientada en una extraña Tierra 2 del Universo DC de principios de los 40, que destaca entre otros enfrentamientos superheroicos más al uso, con un arte simplemente inigualable… y en formato groseramente grotesco ¡ya estáis tardando en acercaros a vuestra tienda habitual!Lo mejor• El arte de García-López• La ediciónLo peor• Algo naif