El 14 de febrero, un consorcio encabezado por el presidente del grupo industrial vasco Sidenor, José Antonio Jainaga, junto a las cajas BBK y Vital, anunció un principio de acuerdo para hacerse con el 29,7% que el fondo Trilantic controla en Talgo, el fabricante español de trenes de alta velocidad. De facto, este grupo, en el que participa el Gobierno vasco de la mano del fondo Finkatuz (una suerte de Sepi vasca), y que contaba también con el visto bueno del Estado, le daba una solución al caso Talgo, una empresa emblemática que se encuentra en una situación financieramente delicada. Cinco meses después, la operación no se ha llevado a cabo. La situación es tan irregular que el PNV, el partido que gobierna en el País Vasco, ha dado un puñetazo en la mesa y acusa al Gobierno central de entorpecer la firma del acuerdo, lo que no solo pone en riesgo la toma de participación sino que además, según algunas fuentes, amenaza a la propia subsistencia de Talgo. Seguir leyendo....