Francisco Camps quiere volver a ser el presidente del Partido Popular en la Comunitat Valenciana. El expresident de la Generalitat lleva meses amagando con presentar su candidatura frente a un Carlos Mazón en horas bajas tras la tragedia de la dana y, finalmente, lo hizo este miércoles ante cientos de personas reunidas en València, entre los que se encontraban algunos de sus excolaboradores más cercanos durante su etapa en el Palau. Tras más de una década de viacrucis judicial, Camps se mostró convencido de que el PP tiene una deuda con él y de que ya es hora de ajustar cuentas tras su absolución del caso de los contratos con Gürtel. Así, anunció que ya cuenta con un equipo de 50 personas trabajando para buscar apoyos, con más de 1.200 adhesiones a su proyecto y que su campaña electoral arrancará el 29 de agosto en Torrevieja. Fuentes con mando en plaza actualmente en el PP y valenciano y cercanas a Mazón aseguran a infoLibre que Camps "no tiene posibilidades" de ganar y achacan este movimiento a un "desesperado" intento por "buscar notoriedad".Es más, las fuentes consultadas limitan sus apoyos a "unas 300 personas", algunas de las cuales "ni siquiera están afiliadas" al partido y a miembros de la "vieja guardia" del PP valenciano, algunos de los cuales han pasado por prisión como el expresidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, o el de la Diputación de València, Alfonso Rus, y otros como los exdiputados Vicent Aparici y Vicente Martínez. Durante estos últimos meses Camps ha aprovechado la presentación de su libro Reenfocando España (Libros Libres), para presentar una serie de actos en los que ha reunido a un grupo de fieles en torno a su persona.En el entorno de Mazón no acaban de entender la estrategia de Camps y sospechan que su objetivo es "hacerse un [Francisco] Álvarez-Cascos", en referencia al exvicepresidente del Gobierno de Aznar (con el PP) que después fundó su propio partido. Sin embargo, hay otras voces del PP valenciano que también desempeñan puestos de responsabilidad que consideran que el expresident tiene "mucha gente detrás" y que sería "un error" minusvalorar su fuerza. "No creo que vaya a hacer daño al partido, pero podría competirle", razonan.Con todo, recuerdan que no hay fecha prevista para la celebración del congreso autonómico del partido, que teóricamente debería haberse realizado este mes de julio. Un argumento que también utilizó este jueves el secretario general del PP, Miguel Tellado, en una entrevista en La Sexta, en la que calificó de "error" abrir este tipo de debates "extemporáneos". Génova no quiere que Mazón repita como candidato, pero mucho menos que Camps alcance la dirección del partido, ya que creen que simboliza "el pasado".Camps ignoró las advertencias lanzadas esta misma semana por la dirección autonómica del partido —con Juanfran Pérez Llorca, el síndic del PP en Les Corts, a la cabeza—que señalaban que no era el momento de abrir un frente interno contra Mazón y reclamaban centrarse en la reconstrucción tras la dana. “¿Quién me va a dar una clase de lealtad a mí?", respondía el expresident. "¿No os parece lealtad haber estado callado 15 años?". Y aunque Pérez Llorca aseguró que el congreso del PP no se celebrará, como mínimo, hasta el próximo año, Camps no tiene prisa. "Está claro que tarde o temprano habrá un congreso regional”, dijo, sin ocultar que hay "gente preocupada por el presente y el futuro del PP".Camps quiere volver al ruedo valenciano, donde se inició desde muy joven, tras estar más de una década apartado de los focos. El Ayuntamiento de València fue su primera experiencia institucional tras ser apadrinado por la ex alcaldesa de València, Rita Barberá, cuando ella militaba en la Alianza Popular de Fraga Iribarne. Después desempeñó cargos públicos en el Congreso, en el gobierno valenciano presidido por Eduardo Zaplana, en el de José María Aznar y finalmente en la Generalitat Valenciana como president, un cargo al que accedió en el año 2003. Allí se mantuvo hasta el año 2011, cuando abandonó pese haber ganado con mayoría absoluta meses antes, presionado por del Gobierno de Mariano Rajoy, que sin embargo mantuvo hasta el final la "honradez" del valenciano. El motivo para apartarlo fue el conocido como caso de los trajes, en el que un jurado popular terminó por declararle "no culpable" del delito de cohecho impropio por el que estaba acusado. El TSJ valenciano también rechazó su imputación en el conocido como caso Noos, que juzgó los negocios del excuñado del rey Felipe VI. Su nombre también se vinculó a la causa por las supuestas irregularidades en la construcción del Centro de Convenciones de Castellón, a la que se dio carpetazo "al no existir pruebas de supuestos delitos". Un archivo que también se decretó en el caso de los contratos para la visita del papa a València o en las investigaciones sobre la organización de la Fórmula 1. En el caso de la financiación irregular del PP valenciano también compareció como testigo. Camps presentó su despedida como "un sacrificio personal y político" para "no ser un obstáculo" en el camino de Rajoy a La Moncloa. Un sector del PP valenciano, los autodenominados campistas, están convencidos de que la dirección nacional del partido debe un homenaje de "restitución del honor" al expresidente. Los pronunciamientos de Rajoy en los meses anteriores a la imputación del mandatario valenciano habían buscado arroparlo al calificarlo como un "político honrado" y un "extraordinario dirigente", e incluso llegó a decir que ambos eran "parecidos". "Yo creo en ti. Y estaré detrás de ti, delante o al lado, me da igual", afirmó. El apoyo de Camps fue clave para que Rajoy se mantuviera en el poder en el congreso del año 2008 en el que Esperanza Aguirre amagó con dar la batalla contra él.En su ascenso al poder, Camps fue dejando más de un enemigo por el camino. Uno de ellos fue su antecesor y mentor, Eduardo Zaplana, y le costó años de luchas internas desembarazarse de su influencia. Para ello creó su propia estructura y una camarilla de adeptos. Las disputas entre estos dos sectores del PP, los campistas y los zaplanistas, comenzaron poco después del ascenso del primero a la presidencia de la Generalitat cuando dio marcha atrás a algunos proyectos iniciados en la época de su predecesor y comenzó a prescindir de cargos muy afines a Zaplana. En los años posteriores las polémicas entre estas dos almas del partido se fueron sucediendo hasta llegar al punto de romper por completo. Unas heridas que, pese a los años trascurridos, siguen presentes.La actual estructura del PP valenciano todavía está definida por los zaplanistas y los campistas, aunque Mazón ha otorgado el protagonismo a los primeros. Lo cierto es que en la trayectoria —y el ascenso político— del actual presidente de la Generalitat no se entendería sin Zaplana, condenado a diez años de prisión como jefe de la trama corrupta del caso Erial. Él fue quien nombró a Mazón director del Instituto Valenciano de la Juventud (IVAJ) con 25 años. Posteriormente fue director general de Comercio y Consumo (2003-2004) y de Consumo y Seguridad Industrial ya con Camps en la Generalitat. Mazón se alineó con la facción fiel a su mentor y acabó fuera de la Generalitat, pero se mantuvo en las listas municipales de Catral, un pueblo de la Vega Baja, y en la Diputación de Alicante, el gran bastión del PP.En el entorno de Mazón nunca han negado la relación con Zaplana, pero sí que su ascenso se deba al expresident. Sin embargo, Mazón no ha dudado en conceder más poder a esta rama del partido desde que llegó al Consell. Tras la crisis de la dana, ascendió a la vicepresidenta Susana Camarero a la portavocía. Ella tampoco ha renegado nunca de la etiqueta 'zaplanista'."No me molesta ninguna etiqueta y estoy muy orgullosa de toda mi trayectoria. Tuve la oportunidad en 1995, con 25 años, de entrar en las Corts. Siempre estaré agradecida por ello a Eduardo Zaplana, pero luego he trabajado con Aznar como diputada, siempre agradeceré a Rajoy y a sus ministros la oportunidad de ser secretaria de Estado, y he trabajado con Alberto Fabra, Paco Camps y ahora con Carlos Mazón. Para mí, es un broche de oro", explicaba en una entrevista publicada en el diario Levante EMV. Camarero es, precisamente, una de las mejores situadas para sustituir al actual jefe del Consell, aunque solo podría acceder al cargo si hubiera elecciones generales, ya que renunció a su escaño en Les Corts tras acceder al cargo.