La Constitución, pilar fundamental de nuestra democracia

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Como cada 6 de diciembre, Toledo y el resto de España celebramos lo que nos une . Hace 47 años que los españoles, tras una decisión colectiva, nos dimos un marco de convivencia que ahonda sus raíces en el consenso, la libertad y el diálogo. La Constitución Española abrió la etapa democrática más estable y fructífera de nuestra historia reciente , y hoy debe seguir siendo la referencia imprescindible para entender y defender lo que somos como país. Además, es la garantía indisoluble de la unidad de la nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. España es, gracias a la Constitución un estado social y democrático de derecho, y debemos recordar que la soberanía reside en el pueblo español. Ésta no puede ser una frase vacía, es la garantía de que todos somos dueños de nuestro futuro común , y lo que es, o tenga que ser España, lo decidimos entre todos los españoles. La Constitución convirtió a España en un país de ciudadanos libres e iguales ante la ley. Los artículos 1 y 2 lo expresan con claridad, por un lado, define que España es un Estado social y democrático de Derecho y que la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado; y por otro, se establece la base de la nación española, afirmando su unidad indisoluble como patria común e indivisible , y reconociendo y garantizando el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran, junto con la solidaridad entre todas ellas, sentando las bases del Estado de las Autonomías en España. Toledo, milenaria y plural, puente de cultura e ideas, es el símbolo vivo de esa convivencia que representa los valores de nuestra Constitución. Por ello, en el contexto político en el que estamos hoy, que se aleja del espíritu de la Transición, hablar de la Constitución desde Toledo es hablar de libertad, de respeto, de pluralidad y de unidad. Y en ese marco debemos defender también uno de los elementos más valiosos de nuestro sistema constitucional como es la división de poderes, y que el ejecutivo, el legislativo y el judicial actúen de contrapeso y de manera independiente para impedir abusos y garantizar la neutralidad institucional, haciendo efectiva la frase de Locke y Montesquieu; el poder debe servir para que «el poder detenga al poder». Hoy desde Toledo quiero recordar que la Constitución no es un recuerdo del pasado , es nuestro deber preservarla, defenderla y fortalecerla desde la voluntad de diálogo. Es la mejor herencia que podemos dejar a las futuras generaciones , una democracia sólida, una convivencia basada en el respeto mutuo y un futuro común en el que lo que nos une sea más fuerte que lo que nos separa. (*) Carlos Velázquez Romo, alcalde de Toledo