Las negociaciones con las pandillas 18 Sureños, 18 Revolucionarios y Mara Salvatrucha tenían el objetivo de obtener apoyo electoral de estos grupos criminales y ganar las comicios presidenciales de 2014 y las legislativas y municipales de 2015. A cambio, los criminales recibirían dinero y beneficios para los pandilleros recluidos en las cárceles.