“Queremos vivir, no sobrevivir” y “Hartos de los cortes de luz”. Al grito de estas consignas, miles de jóvenes salieron el pasado 25 de septiembre a las calles de Antananarivo, la capital de Madagascar, y a otras ciudades del país para manifestarse contra los constantes cortes de electricidad y agua que paralizan su día a día. Las manifestaciones fueron reprimidas violentamente por agentes de policía armados. Según la ONU, al menos 22 personas murieron y más de un centenar resultaron heridas durante las marchas y los disturbios posteriores, unas cifras que el Gobierno afirma que son inexactas. Sin embargo, para intentar contener la indignación, el presidente Andry Rajoelina destituyó primero a su ministro de Energía y, poco después, disolvió a todo su gabinete. Seguir leyendo