Paloma Sánchez-Garnica es uno de los nombres imprescindibles de la literatura española actual. Finalista del Premio Planeta en 2021 con Últimos días en Berlín y ganadora del mismo galardón en 2024 con Victoria, su obra combina la fuerza de la historia con la profundidad de los sentimientos humanos. La autora visita Jerez este miércoles como una de las primeras invitadas a la Feria del Libro, que se celebra en los Claustros de Santo Domingo.No es solo reconocida por sus premios, sino también por la forma en que vive cada historia. Para Paloma, cada libro es un viaje íntimo que requiere inmersión total y, a menudo, largas jornadas de soledad. "Cuando estoy aislada con mis personajes, me siento completamente absorbida por su mundo", confiesa a lavozdelsur.es, "es un lugar seguro donde puedo explorar cada detalle de sus vidas y emociones". La autora posa en los Claustros de Santo Domingo, tras la entrevista con lavozdelsur.es. MANU GARCÍA[articles:342946]La soledad como motor creativoPara Paloma, la escritura es mucho más que un oficio: es un refugio, un espacio seguro donde puede ordenar sus pensamientos y sentimientos. La autora confiesa que se siente más viva y centrada cuando está aislada, creando mundos en los que sus personajes la acompañan cada día."Me siento feliz estando aislada, solo acompañada por mi marido, en esa rutina de tener días y semanas sin interrupciones", explica. "Pero también es cierto que el contacto con los lectores es algo muy conmovedor: cuando alguien me dice que mi novela le ha acompañado en un momento difícil, siento que todo lo que hago en soledad merece la pena".Recuerda especialmente La sospecha de Sofía, una novela que la ayudó a superar un momento crítico de salud: "En vez de caer en el miedo, los personajes me atraparon, me protegieron y me sacaron adelante. La literatura me salvó".De Derecho a la literaturaSu camino hacia la escritura no fue lineal. Estudió Derecho e Historia y ejerció como abogada, pero fue a los 43 años, tras dos décadas de maduración y de experiencias vitales, cuando decidió lanzarse a escribir. "Si hubiera querido ser escritora con 20 años, habría sido un desastre. No tenía la paciencia ni la experiencia necesarias. Todo lo que viví durante esas décadas me permitió construir historias creíbles, personajes veraces", afirma a este medio.Su primera novela publicada en 2006, El Gran arcano, abrió un camino que, casi veinte años después, la lleva a ser reconocida con los premios más importantes del país, aunque no la escribió con muchas más pretensiones que la de escribir y liberarse entre letras e historias.Sánchez-Garnica, durante la presentación con la periodista Arantxa Cala. MANU GARCÍALa escritura y la creación de personajesPara Paloma, cada novela es un viaje de aprendizaje. Sus personajes la enseñan algo nuevo: "Cuando escribo, me meto en la forma de pensar y en la manera de ser de otra época. No puedo escribir Victoria con la mirada de mi vida actual; debo comprender cómo vivían entonces, cómo gestionaban sus emociones y decisiones".Con Victoria, la escritora retrata la vida de una mujer tras la guerra, en un entorno de humillación y ocupación, y la contrapone a la discriminación racial en Estados Unidos bajo las leyes de Jim Crow. "Es un espejo entre dos épocas y dos injusticias, y me permite explorar la resiliencia humana".Premio PlanetaPaloma fue finalista del Premio Planeta en 2021 con Últimos días en Berlín, aunque aquel año el galardón recayó en Carmen Mola. No obstante, su esfuerzo y talento se vieron recompensados en 2024, cuando ganó el Planeta con Victoria. "Cuando terminé la novela y mi marido la leyó, me dijo que era mi mejor trabajo. Fue un impulso para volver a intentarlo, y finalmente se hizo realidad. Esa noche fue inolvidable, no solo por mí, sino por mi familia y amigos, que compartieron mi emoción", recuerda.Paloma Sánchez-Garnica posando junto a su libro en tamaño XXL. MANU GARCÍAUn nuevo proyecto en pausaActualmente, Paloma trabaja en un nuevo proyecto, pero ha tenido que paralizarlo por motivos personales y familiares. La llegada prematura de su nieta le obligó a centrar su atención en lo más importante, aunque explica que ahora se encuentra perfectamente."Ahora mismo mis prioridades son otras, pero en noviembre me encerraré de nuevo para dedicarme plenamente a escribir. Necesito aislarme, escuchar a los personajes y darles vida sin distracciones", revela en conversación con este periódico.Paloma Sánchez-Garnica representa la pasión, la disciplina y la sensibilidad de una escritora que ha aprendido a convertir la soledad en fuerza creativa y a transmitir emociones universales a través de la literatura. Su historia es un recordatorio de que cada palabra escrita puede ser un refugio, un espejo y, sobre todo, un puente hacia los demás.