En el debate tributario que prepara el Gobierno del presidente Gustavo Petro, un impuesto que suele pasar desapercibido ha vuelto a la primera plana. Se trata del Impuesto Nacional al Consumo (INC), un tributo que pagan los colombianos cuando consumen en restaurantes, bares, discotecas y servicios de catering y que se ha convertido en una de las fichas clave en la discusión sobre los ajustes que necesita el sistema tributario para aumentar el recaudo y aliviar la presión sobre las finanzas públicas.Un reciente análisis de la Universidad Jorge Tadeo Lozano destaca que el impuesto no es nuevo, ya que fue creado en 2013 y desde entonces hace parte de la estructura tributaria del país, bajo una lógica simple que grava con un 8% el consumo de comidas y bebidas en establecimientos específicos, y el cobro lo hace directamente el restaurante o bar al momento de la compra.Consulte aquí: ¿Cuál es la salida para la grave crisis del gas natural en el país?Esa suma debe ser reportada y entregada después a la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (Dian), teniendo en cuenta que la propina, un valor voluntario, no está incluida en la base del cálculo, y la norma obliga a que el cobro aparezca discriminado en la factura que recibe el consumidor.El impuesto tuvo un capítulo especial durante la pandemia, dado que como medida de alivio para un sector duramente golpeado por los cierres, se fijó en 0% de manera temporal. Sin embargo, desde enero de 2023 volvió a aplicarse de manera plena.La reforma tributaria empezaría a discutirse en los próximos meses.Imagen de ChatGPT“Se trata de un gravamen que no es nuevo, que los consumidores ya conocen, pero cuya correcta aplicación resulta fundamental para la sostenibilidad de los negocios y para la formalidad del sector”, explicó Álvaro Arévalo, profesor de Contaduría de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y experto en auditoría tributaria.En todo esto también hay que decir que no todos los establecimientos están obligados a cobrarlo y que según la normatividad, los restaurantes con ingresos anuales superiores a 3.500 UVT, es decir, alrededor de $165 millones de pesos, deben aplicarlo en sus facturas.Puede interesarle: Frenar la deuda del país, un 'remedio' que no sirve si no se ajusta el gastoQuienes se encuentran por debajo de ese umbral quedan exentos; al igual que los restaurantes de instituciones educativas y los pequeños negocios con un solo establecimiento. En el caso de los contratos de franquicia, la situación es distinta, ya que en lugar del impuesto al consumo, facturan el IVA.“La recomendación para los consumidores es clara, verificar siempre si el local está autorizado para cobrar el tributo. El Registro Único Tributario (RUT), que debe estar exhibido en un lugar visible, permite confirmar si el cobro es correcto. También es clave exigir factura electrónica y, de ser posible, pagar con tarjeta débito o crédito para dejar un rastro verificable de la transacción”, agregó Arévalo.La reforma tributaria empezaría a discutirse en los próximos meses.Imagen de ChatGPTPara los negocios, cumplir con las reglas no es un asunto menor, dado que un error en el manejo del impuesto puede derivar en sanciones costosas que afectan la estabilidad financiera. Además, el buen manejo tributario se traduce en mayor capacidad de planificación y administración de los recursos.“El impuesto al consumo debe entenderse como un componente más de la gestión empresarial. No se trata solo de cumplir con la ley, sino de organizar las finanzas del negocio con responsabilidad”, subrayó Arévalo.Lea también: Protestas y 'asedio' contra la Andi: qué es lo que está pasando con el gremioEl tema cobra relevancia ahora que el Gobierno busca alternativas de recaudo en medio de la crisis fiscal. El impuesto al consumo, aunque más pequeño en comparación con otros tributos como el IVA o el impuesto de renta, aparece como un instrumento que puede ser ajustado o modificado dentro de la reforma que se alista.Es por eso que la Universidad Jorge Tadeo Lozano, a través de su Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, advierte que parte de la tarea pendiente es la pedagogía. Explicar a empresarios y consumidores cómo funciona el impuesto es clave para evitar malentendidos y proteger tanto al fisco como a los usuarios.Es necesario evitar errores en las declaraciones para no ser requeridos por la Dian.Imagen de ChatGPT“De ahí la importancia de iniciativas académicas como este informe, que aclara dudas y ofrece herramientas prácticas para entender un tributo que, aunque sencillo en apariencia, juega un papel relevante en la economía del país”, concluyeron.DANIEL HERNÁNDEZ NARANJOPeriodista de Portafolio