El estreno de Sergio Scariolo como entrenador ante su afición se producía ante una complicada pareja de baile, el todopoderoso Olympiakos. El italiano anda afianzando los automatismos de una plantilla donde aún falta un escolta. Después de no ganar la Supercopa y de estrenarse en la Euroliga con una derrota en Milan lastrados por su deficiente tiro exterior, los blancos se medían a uno de los ogros de la competición. Y los helenos confirmaron desde el inicio esa etiqueta. Tyler Dorsey se encargó, a golpe de triple, de poner por delante a los visitantes, que no fueron abajo en el marcador en ningún momento. El Real Madrid se desangraba en defensa ante la velocidad en la transición de los griegos y su acierto desde más allá del triple (7 de 8), lo que provocaba un (19-29) a la conclusión del primer cuarto que reflejaba lo ocurrido.Seguir leyendo....