El número de jóvenes que se emancipan en España no ha parado de caer en los últimos años y uno de los principales muros con los que chocan a la hora de salir de casa es, precisamente, intentar encontrar una. Solo un 15% de las personas entre 19 y 34 años se independizaron en la última mitad de 2024, 102.203 menos que un año antes. Es la peor tasa de en un segundo semestre desde que se comenzaron a registrar datos (en 2006), según el observatorio del Consejo de la Juventud de España (CJE), que se han conocido este martes. Y no es una anomalía, porque en la primera mitad del año el dato tampoco fue bueno: solo el 14,8% se independizó en ese periodo. “Ganamos un 25% menos que la media nacional y un 20% menos de lo que cobraban nuestros padres y madres a nuestra edad”, explica Pau García Orrit, secretaria confederal de Juventud de Comisiones Obreras.Los precios desbocados de la vivienda, tanto para compra como para alquiler, unidos a una realidad laboral precaria, generan un coctel letal para las proyecciones de vida de las personas más jóvenes. “Tenemos tareas urgentes y concretas que no pueden seguir aplazándose, como reducir la jornada laboral, aprobar de una vez el Estatuto del Becario, e intervenir el mercado de la vivienda”, apunta García.A la urgencia del problema y a la rigidez del mercado de vivienda —que tarda tiempo en aumentar porque la construcción tiene plazos largos— se une la escasa oferta de vivienda pública en alquiler asequible, que es una de las soluciones más claras que ven los expertos. Sin embargo, esta misma semana, el Partido Popular volvía a insistir en liberalizar suelo para atajar el problema. "La raíz de problema está en la existencia de un enorme volumen del suelo bloqueado donde se puede construir", señalaba Juan Bravo, vicesecretario de Hacienda, Vivienda e Infraestructuras del PP, quien insistía en que “hay necesidad de más viviendas, porque eso bajaría el coste de las mismas”. Sin embargo, Gerardo Roger, arquitecto y profesor de Urbanismo, explicaba a infoLibre que más casas no harán que los precios bajen, porque la ley de oferta y demanda no funciona exactamente igual con las casas que con otros productos. “No se puede confundir el comportamiento del precio del suelo con el del pollo. Una vivienda o un solar tiene un valor de localización que vale lo que paga el que más pueda ofrecer de por ella”, señalaba. Por lo que sin un parque público y controlado es muy difícil garantizar el derecho a la vivienda. “Una casa en el barrio de Gràcia de Barcelona tendrá siempre una localización privilegiada y no bajará de precio por mucho que haya más casas en España”, explicaba. Otro dato que pone en entredicho la relación entre el número de casas y su precio es que, tal como señala la cadena SER, el número de viviendas de más de un millón de euros que se anuncian en el portal inmobiliario Idealista (43.707), es superior al número de alquileres inferiores a 1.000 euros que se pueden encontrar a primeros de agosto en la plataforma (31.370). El informe de Idealista señala que la oferta de alquiler se contrae, mientras que las compraventas aumentan. Hay casas, pero cada vez más caras. Aunque los datos de paro juvenil han mejorado, España continúa liderando las cifras de paro en Europa para este corte de edad y, entre quienes sí trabajan, los salarios no bastan para vivir de forma autónoma. De acuerdo con un estudio de Fedea, en 2023 un joven de entre 20 y 24 años percibió una renta bruta media de 15.364,17 euros, lo que supone un 45 % menos que el salario medio nacional (28.049,94 euros). Si observamos los datos del CJE, el panorama tampoco es alentador: el salario mediano de la juventud (entre 19 y 34 años) se situó en 2024 en 14.046 euros anuales y aunque el salario creció un 11% interanual y el paro descendió hasta el 19,1%, estas mejoras “no fueron suficientes” para mejorar el acceso a una casa. Si observamos la evolución del precio de la vivienda, la distancia entre las rentas de los jóvenes y el mercado inmobiliario se vuelve abismal. En los primeros tres meses de este año, el precio de las casas aumentó un 12,2% con respecto al año pasado, según los últimos datos de Instituto Nacional de Estadística (INE) y a finales de 2024, el precio medio de una vivienda libre ascendía a 197.210 euros, un 7% más que el año anterior. “Para hacer frente solo al pago de la entrada, estimada en unos 59.000 euros, una persona joven asalariada tendría que destinar íntegramente su salario durante cuatro años”, concluye el estudio. Si hablamos de alquiler, los datos tampoco lo ponen más fácil. Ente 2013 y 2019 los precio de la vivienda en alquiler subieron ininterrumpidamente, se frenaron en la pandemia y en 2020 comenzaron de nuevo a repuntar, de acuerdo con la estadística experimental del INE. Pese a ello, esta es la mejor opción para quienes salen del hogar familiar: el 57% de los jóvenes que sí se han emancipado lo hacen bajo esta modalidad y solo un 19% podía permitírselo sin compartir como más personas.Entre los datos que aporta el CJE, hay uno que dice que a finales del año pasado alquilar una vivienda libre costaba de media 1.080 euros mensuales, un importe que supone un esfuerzo del 92,3% del salario de una persona joven. Aunque tampoco en el alquiler por habitación se cumple la recomendación de que el esfuerzo de pagar la renta no supere el 30% de los ingresos: “el alquiler de una habitación, con un precio mediano de 380 euros, también sobrepasaba ese umbral”, reclama el estudio.