La noche del pasado 8 de agosto, la Mezquita-Catedral de Córdoba vivió uno de los incidentes más graves de las últimas décadas cuando un incendio se declaró en la capilla nº 37, en la zona de la ampliación de Almanzor . Los primeros en acudir a la catástrofe fueron los Bomberos del Servicio de Extinción de Incendios (SEIS) del Ayuntamiento; su rápida y eficaz actuación evitó que las llamas se propagasen. Según las grabaciones recogidas por uno de los especialistas, los bomberos se encontraron con un fuego descontrolado que estaba devorando las cubiertas de madera de las capillas afectadas. Una densa columna de humo se alzó sobre el casco histórico, visible desde distintos puntos de la ciudad. En las imágenes se aprecia cómo avanzan las llamas y cómo los efectivos, perfectamente coordinados, centran sus esfuerzos en cercar el fuego; en total, 35 bomberos acudieron al monumento, logrando controlar las llamas en menos de dos horas y extinguirlo completamente hacia la medianoche. Su intervención evitó que el fuego se propagara a otras zonas de valor patrimonial incalculable. El balance de daños indica que el siniestro afectó a entre 25 y 50 metros cuadrados, menos del 2% de la superficie del monumento. La capilla de la Anunciación perdió parte de su techo y sufrió daños en el retablo; la capilla de San Nicolás de Bari registró desperfectos menores por humo y calor. No se han detectado daños estructurales graves.