Los cambios de viento complican el incendio en la Sierra de la Culebra: «Tranquilos no podemos estar»

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El incendio declarado en Puercas (Zamora) el pasado lunes por la tarde hace que a los habitantes de las poblaciones de la zona de la Sierra de la Culebra y de la comarca de Alba se les reabran las heridas. Apenas tres años después de los dos enormes fuegos que arrasaron estas tierras, el monte vuelve a estar ardiendo . En un ambiente confuso y angustiado, nadie ve ni sabe mucho más allá de lo que abarcan los ojos, y sin saber en cuántas hectáreas parará esto, los vecinos de un gran número de municipios se mantienen en vilo por unas llamas que se mueven a toda velocidad. «Es muy complicado esto, no es lo mismo verlo que que te pase», asegura un apesadumbrado alcalde de Losacio, Manuel Fernández. «Tranquilos no podemos estar, si se da la vuelta el aire, empezamos de nuevo» , resume. Dos cuadrillas permanecen en el municipio pues aún está «ardiendo pero controlado, no como ayer que se nos metía en el pueblo», recuerda. Entre martes y miércoles, se calcula que habría unas 600 personas evacuadas por este incendio de una decena de municipios, aunque la cuenta se va adaptando a un viento cambiante que complica enormemente los embates del operativo. Sesnández sería la última localidad en añadirse a las evacuaciones obligatorias que ya han precisado Puercas, Ferreruela de Tábara, Losacio, Abejera, Riofrío de Aliste, Sarracín, Valer o Bercianos, que han sido dirigidos al polideportivo de Alcañices y al auditorio de Tábara. También de forma preventiva, Otero de Bodas y Ferreras de Arriba. Desde Valer habla el alcalde del municipio de Gallegos del Río, Pascual Blanco Martín, del que es pedanía tanto esa localidad como la de Puercas. «Aquí seguimos con la lucha y no perdemos el ánimo», contrapone a media tarde, momento en el que los vientos echan lo peor del fuego sobre Sesnández y Riofrío, si bien en Valer «se ha reavivado» y sigue la quema controlada. «Entiendo que la Guardia Civil hace su trabajo y nos desaloja para salvar vidas, pero creo que la experiencia nos dice que se tiene que quedar gente que esté útil y sepa dónde están las cosas para ayudar», refiere Fernández, que reclama limpieza en los bosques y que los políticos dejen los cruces de acusaciones para más tarde para ir «todos a una». No obstante, nadie pierde de vista los heridos por quemaduras y los daños que este martes dejaron las lenguas de fuego en Abejera , y el miedo de ver el infierno continuar. Las circunstancias fuerzan a añadir siempre un «de momento» que deja la puerta abierta a ahondar en las desgracias. «Si el viento no cambia, estaremos», acota Blanco. Pero la situación se transforma hora a hora. «Todo el mundo está nervioso», zanja el alcalde de Losacio. Como sus vecinos, hace días que no come ni duerme bien, confiesa.