Miguel Ángel Muñoz:«No busco nada concreto en el amor, solo aparece»

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En el multiverso, esa fantasía del cómic de superhéroes que el cine ha hecho realidad, hay un Miguel Ángel Muñoz que juega con Mbappé ataviado con la camiseta del Real Madrid. Porque, en ese mundo paralelo, MAM no se habría emborrachado la víspera de la prueba definitiva, la habría superado al no jugar resacoso ante el ojeador y habría iniciado su vida como futbolista profesional. Pero en esta realidad que vivimos, MAM es actor, y si en algo se acerca a la vida del otro es gracias al cine, donde puede ser entrenador de un equipo en 'Los futbolísimos 2', la película convertida en franquicia de éxito: « Me recuerda a 'Los Goonies' porque tiene ese toque de aventura adolescente, pero para todos los públicos . Y me ha permitido acercarme a una de mis pasiones, porque yo con el fútbol disfruto mucho, quería jugar y sigo haciéndolo con los veteranos del Real Madrid, pero nunca había hecho una película, así que cuando me lo propusieron estaba encantado». Felipe, su personaje es un entrenador a punto de casarse con una mujer que es su polo opuesto: él es alternativo, ella es pija; él es místico, ella realista… «Al pobre se le dan mal las cosas», explica el actor, «he buscado su lado más torpe para llevarlo a la comedia». Su personaje ha encontrado el amor en un corazón inesperado, algo que Miguel Ángel le podría suceder en la vida porque, aunque se considera «un verdadero romántico», en ese tema se deja llevar: «No busco nada concreto en el amor, solo aparece. Y cuando lo hace, me gusta que sea para valorar lo especial que hay en nosotros. De hecho, mis parejas han sido muy distintas entre sí . Me pasa igual con los amigos, porque más que buscar, encuentro. Me encanta aprender de los demás, conocer gente diferente que me aporta». Le divierte que la prensa ande siempre buscándole pareja: «Se ve que mi vida sentimental despierta interés en los medios, que proyectan en mí su necesidad de ser felices y creen que yo lo sería teniendo a alguien a mi lado, pero no es necesario. Me preguntan si tengo el corazón contento, pero es que yo siempre tengo mi corazón contento». Según algunas revistas, ahora lo tiene gracias a la actriz Ariadna Guerra, con quien mantiene en sus redes sociales un juego de mensajes cómplices. Si algo le define es su capacidad de trabajo, su dedicación («en entrego por completo y me siento orgulloso de ello»), aunque esa pasión que le caracteriza le lleva a ver las cosas de manera radical: « Tengo que aprender a distinguir la gama de grises, las cosas no son blancas o negras , pero es tal mi competitividad que a veces no valoro los matices». Al margen del trabajo, nada le apasiona tanto como viajar: «Cuanto más lejos, mejor. Pero no lo hago para huir, sino para descubrir, incluso para reencontrarme conmigo y no sentirme intoxicado por preocupaciones que me impiden mirar a mi interior». Si algo no puede faltar en su vida, además del deporte, es la terapia : «Si tuviera que escoger entre ambos, me costaría, pero elegiría la terapia. Llevo 20 años haciendo, no porque me sienta mal, sino porque es una forma de cuidarse». Men sana in corpore sano, como dicen los clásicos. Y para su cuerpo, el actor practica de todo, desde el golf al pádel, «aunque las lesiones, como la del hombro, no me dejan hacer todo lo que quiero». Y suma 'hobbies' que también alimentan el alma: «Me encanta el arte, voy mucho al cine, al teatro, intento no perderme un concierto. Soy hiperactivo y poco casero, me paso el día en la calle haciendo cosas». De vez en cuando retoma esa faceta que descubrió en 'MasterChef' y se planta en la cocina a preparar alguna receta para lucirse, al fin y al cabo fue el ganador de su edición: «El último platillo que he preparado fue en casa de mi amigo Jero, en Sanlúcar, donde le hice un taco de atún de almadraba con mayonesa de chipotle y cebolla encurtida» El 'emoji' que más usa: «El OK de la mano con el pulgar levantado y el de los brazos levantados, como diciendo, '¡Ah, lo siento!'» Se haría un 'selfie' con : «Con Fernando Alonso. He estado rodando mi documental, y coincidí con él en un circuito. Por cierto, fue en esas carreras donde descubrí que intentaba superar mi duelo corriendo a 200 kilómetros por hora. Me di cuenta que no servía de nada correr para olvidar». Un sacrificio por la fama: «Pierdes espontaneidad en la calle, en el ámbito personal, porque te estás divirtiendo y de repente alguien te saca una foto. No te sientes libre del todo». Un momento 'tierra, trágame': «Tuve un accidente complicado en el circuito de Jerez y solo pensaba en no acabar estampado con el coche contra el muro. Me dio mucha vergüenza». Algo que no puede faltar en su día a día: «Una buena ducha y mi tiempo para entrenar o hacer deporte». Un propósito que nunca cumple: «Llegar antes a los aeropuertos o las estaciones. Subo al avión o al tren sudando por las carreras en el último momento». Un lugar para perderse: «Australia. He ido dos veces, pero quiero volver». Su primer beso: «Fue con la chica que me gustaba. Hice todo lo posible por conseguirlo. Truqué el juego de la botella para que nos tocara besarnos». Tiene miedo a: «A pocas cosas. Lo verbalizo y me enfrento a ello. Me lanzo como reto personal, no lo esquivo». Dentro de 10 años se ve: «Me veo igual, pero habiendo participado en los 7 grandes maratones del mundo, escalado algún 6K y visitado Japón, un destino que se me resiste». La pequeña Rosa: «Era muy travieso, extrovertido, espontáneo y vergonzoso. Era muy sociable gracias al deporte y siempre hacía amigos con facilidad. . Me gustaba llamar la atención. Menos mal que tenía a la Tata (hermana de su bisabuela), que me cuidaba y me guiaba por el buen camino.