"A mí me echaron de Vox por machismo". La frase la pronunció hace unos días la exportavoz de Vox en Madrid, Rocío Monasterio —la misma que durante su carrera política situó al feminismo y la "ideología de género" como causas a combatir—, en el podcast El Común de los Sentidos. Desde su marcha en octubre del pasado año, Monasterio había evitado hablar públicamente de los motivos que le llevaron a su expulsión forzosa, aunque durante su última comparecencia en la Asamblea de Madrid, cargó contra la falta de democracia interna que, aseguró, ella y otros compañeros habían "venido a defender" al entrar en política una década antes.En el citado podcast Monasterio contó que ella y su marido, el exportavoz de la formación en el Congreso, Iván Espinosa de los Monteros, ayudaron a crear Vox en Madrid y las causas que —a su modo de ver— llevaron a su defenestración, que tuvo lugar poco más de un año después de la salida de Espinosa. "Yo pregunté: '¿Por qué me echáis? ¿Es por ser la mujer de Iván?' Y me respondieron que sí, que era por eso", afirmó. "Me resultó muy duro", añadió. La exlíder de Vox en Madrid no ahorró en críticas a la dirección de su antigua formación, a la que acusó de ser una "secta" y de haber apostado por una línea "más intervencionista y estatalista" de la que se siente totalmente ajena: "Me recuerda a la izquierda comunista y todo lo que sea estatalista me provoca alergia".Más comedido se ha mostrado en sus recurrentes apariciones públicas Espinosa de los Monteros, si bien ha lanzado algunos mensajes que demuestran que su salida no fue —o no solo— por "motivos personales y familiares", como él mismo defendió. "No siempre se trata bien al que ya no está y eso, a veces, define a una organización", afirmó en una reciente entrevista en Voz Pópuli, en la que criticó el expediente interno que el partido le abrió —sigue siendo militante— por un presunto tráfico de influencias en el que se le denuncia por presionar a una portavoz del partido para recibir a un empresario con intereses urbanísticos en la zona. "Me quieren fabricar una historia, pero si creen que soy el enemigo se equivocan", dijo sobre la dirección de su partido, encabezada por su antiguo amigo Santiago Abascal. Y añadió: "Si quieren inventar cosas de mí, que me echen. Pero no me voy a ir".Fundador del partido ultra y compañero de Abascal desde sus inicios en la Fundación Denaes, Espinosa de los Monteros dejó sus cargos en agosto de 2023 tras quedar relegado en la pugna de poder entre las distintas facciones del partido frente a la liderada por el europarlamentario ultracatólico y excandidato de la Falange, Jorge Buxadé. Este último sacó de la lista del Congreso a algunos de los principales colaboradores del entonces portavoz como Víctor Sánchez del Real y Rubén Manso. Según algunas informaciones, Buxadé también trató de enviar a Espinosa a Bruselas como eurodiputado y maniobró para apartar a Monasterio en la Asamblea. Así, Vox ha ido desprendiéndose o relegando a las caras más conocidas del partido. En sus historias hay de todo: rupturas personales y distanciamientos ideológicos, acusaciones de "traición", salidas airadas y expulsiones, fichajes de disidentes y otros que han intentado trazar su propio camino. Pero hay dos rasgos en común: la denuncia de la falta de democracia interna en la formación de Abascal y la opacidad en instituciones en las que los ultras tienen o han tenido presencia, en las que se ha producido un goteo incesante de dimisiones y denuncias internas e incluso judiciales por la forma en que la cúpula ejerce el poder, llegando a prohibir las reuniones de afiliados durante las primarias y expedientándoles por hablar con la prensa.Antes de la salida de Espinosa, la guerra de poder dentro de la cúpula ya había derivado en la marcha de Macarena Olona tras ser la candidata para la Junta de Andalucía en 2022. Su fracaso electoral, donde Vox aspiraba a crecer lo suficiente como para condicionar el Gobierno y entrar en la Junta, estuvo precedido de serias diferencias entre los equipos de Abascal y Olona a cuenta de la organización y el desarrollo de la campaña. Ella siempre atribuyó su marcha a Andalucía a una estrategia del líder del Vox para desplazarla fuera de los focos de la política nacional, donde asegura que rivalizaba en popularidad con Abascal. Tras su salida, acusó a Buxadé de "juego sucio" y de "destruir el proyecto político de Vox" por no dar sitio a distintas sensibilidades dentro de la formación. En el libro que escribió bajo el título 'Soy Macarena' tras su intento fallido de presentarse a las generales de 2023, acusa a Abascal de ser un vago —"tiene un problema con el trabajo duro, es su mayor hándicap", escribe— de ser un "juguete" y un "esclavo del poder" en manos "del Yunque, Miami o Irán". Es más, asegura en esas páginas que quiénes realmente mandan en Vox son Kiko Méndez-Monasterio y Enrique Cabanas, dos de sus principales asesores, aunque por encima de ellos cita al expresidente de Intereconomía, Julio Ariza, al que define como "la cúspide del poder de Vox". Olona también siembra la duda sobre las cuentas de Vox y la financiación de Disenso y revela que, al menos en 2021, la formación ultra traspasó cinco millones de euros.El exvicepresidente de Castilla y León Juan García-Gallardo, dimitió en febrero de 2025 para sorpresa de muchos tras haberse negado a cumplir una orden de Abascal. García-Gallardo rechazó firmar la expulsión de dos parlamentarios autonómicos que supuestamente lideraban una "rebelión" contra la dirección nacional por considerar que no hay democracia interna, que no les tienen en cuenta y que el partido se ha desvirtuado. En su carta de renuncia, se solidarizó con algunas de sus denuncias sobre la gestión de Abascal. Dijo que "la dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacio en detrimento de los demás", que no había "pluralidad de liderazgos y carismas" y también que "intentar acabar con las oligarquías dentro de los partidos es una quimera".Tras su marcha dio una entrevista a la Cadena Cope en la que explicó que su primer enfrentamiento con la dirección nacional tuvo lugar cuando le apartaron de las negociaciones directas con Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta de Castilla y León, tras la crisis por el protocolo antiaborto que presentó en enero de 2023. También reconoció no estar de acuerdo en la ruptura de los pactos de gobierno con el PP en el verano del 2024, que supuso su salida del Gobierno. Acusó, además, a los suyos de hacer "chantaje", "guerra sucia" y "zancadillas" para medrar dentro de la organización. El conocido como el 'médico de Vox', Juan Luis Steegmann, también abandonó el partido poco antes de las elecciones europeas. Lo hizo con una carta publicada en Libertad Digital en la que aseguraba que no iba a votar a Vox en esos comicios y en la que acusaba a Abascal de haber llevado a la formación de extrema derecha hacia una "deriva neofalangista, antiliberal y anticenfítica" por la influencia de Buxadé. Steegman fue el portavoz de sanidad de la formación ultra durante la pandemia y lideró una oposición muy dura contra el entonces ministro del ramo, Salvador Illa, pero también se enfrentó a su partido por defender las vacunas frente a la covid ya que muchos dirigentes de Vox, empezando por el propio Abascal, renegaban de ellas y se oponían a toda vacunación obligatoria.Según detallaba, ya estaba alejado del núcleo dirigente de Vox porque considera que el partido lleva años "prescindiendo de su parte más liberal de su programa y sus diputados", pero los discursos que escuchó en el festival Europa Viva 24 le hicieron decisión de romper definitivamente con su partido y darse de baja e incluso les achacaba una cierta "hipocresía" y un "tacticismo" por usar al presidente argentino, Javier Milei, como "disfraz liberal de un acto mayoritariamente antiliberal". En la carta, citaba en concreto a Buxadé, al que afeaba su origen falangista y su "insufrible discurso, mencionando despectivamente las vacunas".