El Palacio de don Manuel María Pérez y Gómez en Jerez

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Aunque es más conocido como el Palacio de la Condesa de Casares por haberlo habitado esta noble de la jerezana familia Zuleta durante el siglo XX, en realidad este gran caserón burgués del siglo XIX fue construido por el abogado Manuel María Pérez y Gómez.Este importante abogado nació en Jerez en el año 1800 y falleció el 12 de noviembre de 1864 con 64 años de edad. El estudio de su persona es un ejemplo de cómo la burguesía ilustrada formada en las universidades, abogados, notarios, médicos, profesores, etc. se enriqueció en el pudiente Jerez del siglo XIX.Manuel María Pérez y Gómez pertenecía a una familia de hacendados que le pudieron proporcionar estudios jurídicos superiores. Fueron sus padres, Francisco Pérez Cepero y Sebastiana Gertrudis Gómez, que poseían tierras, bodegas y bienes inmuebles en Jerez. Se casó en 1829 con Francisca de Paula Lara y Díaz, también de familia de hacendados. Tuvieron 5 hijos: Juan Nepomuceno, que también fue abogado, María Consolación, Cayetano, Josefa y Joaquina. Francisca Lara y Díaz falleció de enfermedad en mayo de 1839 dejando a Manuel María Pérez y Gómez viudo y con 5 hijos.En febrero de 1841 se casó en segundas nupcias con la hermana de su ex mujer, su cuñada, Juana Nepomuceno Lara y Díaz con quien tuvo un hijo más,  José María. Los padres de sus dos esposas también eran hacendados y poseían tierras y casas. Fueron sus suegros Diego de Lara Camacho y María Díaz Camacho. Tuvo un hermano abogado y notario, Francisco de Paula Pérez y Gómez, quien vivía en un gran palacio decimonónico en la actual calle José Luis Díez, esquina a calle Juan de Abarca, que fue derribado en el siglo XX para hacer pisos. También tuvo una hermana, María de las Mercedes Pérez y Gómez, que heredó una bodega y granero en calle Sevilla 30 y 32 que después fue comprada por Manuel María.Poseía por herencia y dote matrimonial bienes suficientes para vivir holgadamenteManuel María Pérez y Gómez poseía por herencia y dote matrimonial bienes suficientes para vivir holgadamente, pero va a incrementar su patrimonio de forma notable con sus prácticas jurídicas. Por un folleto de 1840 del Colegio de Abogados de Jerez – creado en 1783 siendo uno de los más antiguos de España-  titulado “Abogados del Ilustre Colegio de Abogados de la M.N y M.L. de Jerez de la Frontera con expresión de sus empleos, antigüedad y habitaciones en el año de 1840” sabemos que Manuel María era el fiscal del Juzgado de Testamentos y asesor de la Comandancia de Armas de esta ciudad. Era diputado segundo del Colegio de Abogados y el séptimo en antigüedad  de los 17 abogados que ejercían en 1840 en la ciudad.Era el encargado de revisar y registrar los censos con los que estaban gravadas las propiedades, bien a nombres de particulares, instituciones religiosas o benéficas o del propio estado. En aquella época, la mayoría de los inmuebles poseían estas cargas que conllevaban pagos anuales a sus beneficiarios. Es fácil encontrar la autorización de Manuel María Pérez y Gómez en los testamentos de la época certificando la continuidad de los censos en las transmisiones hereditarias. Por esta labor cobraba un porcentaje según el valor de las propiedades, motivo que lo enriqueció.Además, era el encargado de verificar y registrar las hipotecas que gravaban los bienes inmuebles que se compraban, se vendían o se transmitían a los herederos. Por su testamento y el de su segunda mujer, Juana, realizado el 8 de agosto de 1854 ante José María Salazar sabemos que poseía el oficio de la Contaduría de Hipotecas de la ciudad. Esta institución, que registraba las propiedades y sus cargas se puede considerar como el antecedente del Registro de la Propiedad actual, que no se instituyó hasta 1861. Manuel María Pérez y Gómez era básicamente el registrador de la época, lo que le hizo ser muy rico.Ménsula con figura de león y encima el lauburu o Cruz Vasca.Por dicho testamento sabemos que era dueño de la escribanía nº 13 de la ciudad, probablemente mediante compra como era pertinente en su época. Dicha escribanía o notaría parece ser que fue la ejercida por su hermano Francisco. Otros descendientes suyos de apellido Pérez y Lara o Pérez de Lara también fueron notarios en fechas posteriores. Poseyó las mencionadas bodegas en calle Sevilla 30 y 32, por lo que también fue bodeguero. Tuvo varias viñas en el pago de El Carrascal con más de 70 aranzadas dedicada a este cultivo, siendo la más grande “La Pabona”. En una de estas suertes se construyó una gran casa de campo con sus dependencias anexas con bodegas, pozo, aljibe, lagares y prensa. Poseyó el Haza de Los Rosales, que tuvo arrendado a Francisco de Celis.Aparte del gran palacio de la Plaza de la Asunción, poseyó varias casas en JerezAparte del gran palacio de la Plaza de la Asunción, poseyó varias casas en Jerez: una a la espalda de su palacio con entrada por calle Amagura; otra en la Cuesta de las Cruces o del Beaterio nº 3; otra en Plaza de las Angustias 5, junto a la ermita;  la parte baja y entresuelos de calle Merced, 9, otro caserón significativo de la arquitectura jerezana del que existen pocos datos. Poseía en 1854 capitales de censos de numerosos inmuebles –una forma de inversión de la época- que le proporcionaban una renta de 3.521 reales anuales.El palacio de Manuel María Pérez y Gómez, también llamado Palacio de la Condesa de Casares, en la Plaza de la Asunción nº 1 y 2 fue mandado construir por el mencionado abogado en 1839, siendo habitado por su familia, los Pérez y Lara, desde finales de 1840. El edificio se construyó sobre la antigua cárcel, que estaba en ruinas. La cárcel fue trasladada provisionalmente a la zona media de la actual calle José Luis Díez y posteriormente a la Plaza Belén, donde se aprovechó el edificio del desamortizado convento de la Merced descalza. El convento fue adaptado a cárcel por el arquitecto Juan Daura y el maestro de obras Manuel de Zayas Rivero. Posteriormente Balbino Marrón realizó la portada de la nueva cárcel.La construcción del Palacio de la Plaza de la Asunción fue realizada por el arquitecto vizcaíno Balbino Marrón y Ranero, que fue arquitecto titular de Jerez (1838-1845) y posteriormente de Sevilla (1845-1860). Se trata de una gran casa burguesa con tres fachadas. La fachada principal, a la derecha según se ve de frente, se hizo sobre el solar de la antigua cárcel de hombres. Es un edificio de estilo academicista de tres plantas con huecos simétricos. En su zócalo bajo presenta un muro listado, muy típico del arquitecto Marrón. La zona principal tiene balcones más amplios enmarcados por grandes pilastras jónicas acorde con las normas de la arquitectura burguesa isabelina. Apenas existe decoración, sobresaliendo sobre los vanos del principal adornos de guirnaldas y frontones curvos partidos con medallones o veneras. El tercer piso era utilizado como almacenes y habitaciones del personal de servicio.Planos del Palacio realizados por Balbino Marrón.La segunda fachada, en la Plaza de la Asunción, a la izquierda, construida sobre la antigua cárcel de mujeres, era utilizada en su parte baja como almacenes y cuadras, poseyendo habitaciones en las plantas superiores. Su estilo sigue la línea comentada de la arquitectura decimonónica academicista. La tercera fachada, de estilo similar se extiende por la calle José Luis Díez.Destacan las 4 grandes ménsulas de la fachada que sostienen el gran balcón corrido del piso principal. Las dos más centradas que enmarcan la puerta de acceso representan figuras humanas femeninas a modo de caretas, siendo las ménsulas extremas adornadas con rostros de leones y decoración vegetal. Precisamente en estas ménsulas extremas, Balbino Marrón, que era vasco, las adorna también con el “lauburu” o cruz de brazos curvilíneos, también llamada la “cruz vasca”, un emblema de la cultura vasca a la que homenajea Balbino Marrón en este edificio.El Palacio de Manuel María Pérez y Gómez, también llamado Palacio de la Condesa de Casares y recientemente como Palacio de San Dionisio es uno de los edificios más representativos de la arquitectura jerezana del XIX. Este esbelto y bello edificio modela la Plaza de la Asunción, en armonía con la fachada renacentista del antiguo Ayuntamiento y la iglesia gótico-mudéjar de San Dionisio, conformando uno de los espacios más hermosos de Jerez. Recientemente restaurado por su nuevo dueño, el empresario Fulgencio Meseguer, se convertirá en un centro cultural y museo, lo que sin duda aumentará la oferta cultural de la ciudad. Sirva este artículo en homenaje a quién lo construyó, el hasta ahora poco conocido abogado, Manuel María Pérez y Gómez.